Es Tiempo de Conectar, agosto 013
Obediencia sobre sacrificio
“Pero Samuel respondió: ¿Qué es lo que más le agrada al Señor : tus ofrendas quemadas y sacrificios, o que obedezcas a su voz? ¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.” 1 Samuel 15:22
Saúl fue escogido como el primer rey de Israel pero fue un hombre errático desde el principio pues Dios le dio una instrucción muy clara concerniente a destruir a la nación de Amalec, los amalecitas y todo lo que les pertenecía. Sin embargo, Saúl no siguió las instrucciones y decidió quedarse con lo mejor del botín con la excusa de ofrecerlo como sacrificio a Dios.
Según él, estaba haciendo algo bueno, dar una ofrenda de valor. Pero desde la perspectiva de Dios, Saúl había desobedecido.
El profeta Samuel lo confrontó con la verdad de que para Dios, la obediencia pesa más que un sacrificio; si vamos a ofrecer un sacrificio pero no va acompañado de obediencia, el sacrificio no cuenta para Dios y no lo recibe. La obediencia, aunque no sea vistosa ni sea reconocida por otros, es una adoración genuina.
Es tan fácil para cualquiera de nosotros caer en el mismo error de Saúl. Podemos pensar que participar de todos los programas de la iglesia, hacer largas oraciones, dar grandes ofrendas o hacer actos visibles de fe compensan las grandes fallas de nuestra vida privada. Faltas como no perdonar, permitir un pecado oculto, no querer reconciliarnos con alguien, o seguir las instrucciones de Dios.
Es crucial que busquemos el rostro de Dios y le pidamos que limpie y purifique nuestras motivaciones.
La obediencia no siempre es fácil ni es lo más popular. A veces significa renunciar a lo que parece “lógico” para seguir lo que Dios ordena. Pero al final la obediencia trae bendición, porque muestra confianza total en el carácter y los planes del Señor.
Aplicación práctica:
Pregúntate hoy: ¿Estoy obedeciendo completamente lo que Dios me pidió, o solo en parte?
Evalúa si hay algo que estás haciendo “para Dios” pero que en realidad es un reemplazo para obedecer lo que Él ya dijo.
Recuerda que obedecer no es perder sino alinearte con el plan perfecto de Dios.
Oración:
Señor, enséñame a obedecerte por encima de mis propias ideas y sacrificios. Ayúdame a recordar que tu voluntad es perfecta y que la verdadera adoración empieza con un corazón que escucha y obedece. Que cada paso que dé sea una respuesta fiel a tu voz. Amén.
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Creado y narrado por Juan Bravo. producido por Conectar Global