Devocional diario agosto 28
No hay condenación
“Ninguna condenación hay para los que estamos en Cristo Jesús, los que no vivimos conforme a la carne, sino conforme al espíritu.” Romanos 8:1
Romanos 8:33
“¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”
Espíritu Santo háblanos y haznos una cirugía de corazón abierto.
Trata en nosotros el sentimiento de culpa y arráncalo de nuestras vidas.
Espíritu Santo desenmascara al enemigo, desnuda sus maquinaciones y que la verdad nos haga libres para poder vivir la vida abundante que Dios tiene para nosotras.
El sentimiento de culpa produce gran angustia, acompañada de un fuerte autorreproche y un juicio severo contra sí mismo, pues la persona inducida por el enemigo se juzga a sí misma, o acepta el juicio que otras personas hacen sobre su vida.
Esta culpa se asocia a una baja autoestima, es decir, a una especie de desprecio y denigración de sí mismo.
Una persona con sentimiento de culpa no puede:
1. Tener una hermosa comunión con Dios.
2. Ejercitar su fe y apoderarse de la vida abundante que Dios ofrece (salud, prosperidad, gozo, éxito).
3. Vivir como hijo y ejercer la autoridad de Dios. Una persona con sentimiento de culpa se comporta y se siente esclava.
4. Experimentar el gozo.
5. Tener victoria sobre el adversario.
6. Tener una autoestima saludable y poder reclamar las promesas del Señor.
El sentimiento de culpa es como un gas paralizante de Satanás, un arma con la que nos ataca para que no podamos cumplir el propósito de Dios en nuestra vida.
Sin embargo Dios nos da:
1. Una conciencia para que podamos percibir el bien y el mal que hacemos.
2. Su Palabra para que tengamos mejores herramientas para discernir nuestras acciones.
3. Y por último nos ha dado Su mismo Espíritu.
Dios quiere que acudamos a Él y confesemos nuestros pecados.
Dios desea que experimentemos un genuino arrepentimiento.
Dios nos ofrece completo y absoluto perdón por nuestras malas acciones.
Nos ofrece al mejor de los abogados, a Su Hijo Jesús.
Nos da el privilegio de que apliquemos su Sangre.
El sentimiento de culpa surge cuando luego de pecar:
1. No acudimos a Dios sino que meditamos en nuestro pecado una y otra vez, permitiendo que el enemigo lance dardos de condenación a nuestra mente.
Existe una gran diferencia entre el remordimiento y el arrepentimiento. El remordimiento nos lleva a sumergirnos en nosotros mismos mientras que el arrepentimiento nos lleva a Dios.
Hay dos tipos de tristeza: La que produce muerte (y esta es la tristeza del remordimiento) y la que produce arrepentimiento y como resultado produce vida.
Pedro y Judas. El sentimiento de culpa o remordimiento acabó con Judas. Él pudo haber corrido a la cruz para pedirle perdón a Jesús y en el momento que Jesús dijo, Padre perdónalos porque no saben lo que hacen, Judas hubiera sido perdonado. Pero el remordimiento o la culpa lo llevó al suicidio. La intención del diablo es matarnos por medio de la culpa.
2. Cuando alguna persona toma el lugar del Espíritu Santo y nos quiere redargüir de pecado, viene la confusión, la rebeldía y la condenación.
Mujeres ustedes no son el Espíritu Santo de sus esposos, ni de nadie.
3. Cuando no buscamos a nuestro abogado Jesús, el fiscal (el acusador) nos ataca y nos hace creer que la Sangre de Jesús no es suficiente para cubrir nuestros pecados, lo cual es incredulidad y orgullo, pues tu pecado nunca será más grande que el perdón y la misericordia que Dios ofrece a aquellos que se han arrepentido.
Tengamos siempre presente que Dios nos llama al arrepentimiento y no nos pone sentimientos de culpa y condenación. ¿Por qué nos pondría condenación alguien que ha dado a su Hijo para librarnos del pecado, de la culpa y del castigo?
Detrás de todo sentimiento de culpabilidad está la voz de Satanás. Él es el acusador. Él es el que acusa.
EL SENTIMIENTO DE CULPA SIEMPRE NOS LLEVA AL PASADO Y NOS EMPANTANA Y NO NOS PERMITE AVANZAR.
Nadie se siente culpable por un hecho del futuro, ni siquiera del presente, casi siempre es por algo del pasado.
Mujeres, no pueden vivir siempre mirando para atrás. Si miramos para atrás como lo hizo la mujer de Lot, nos volvemos estatuas de sal.
LA CULPA NOS ALEJA DE LOS MILAGROS Y DE LAS BENDICIONES.
El perdón que nos da Dios ofrece libertad pero el camino por el que vamos es a veces empinado y resbaladizo y si para acabar de ajustar cargamos con nuestra culpa a nuestras espaldas, estamos expuestos a tropezar y caer.
Jesús te dice hoy, si me lo pides, te libraré de ese peso y lo voy a sepultar a los pies de la cruz. Cuando te hayas liberado de esa carga, te sentirás absolutamente libre.
Párate firme sobre tus pies en mi presencia de modo que nadie pueda intentar volver a poner una carga sobre tus espaldas. Mira mi rostro y siente el calor de mi luz alumbrándote.
Es este amor incondicional que te libera tanto de tus miedos como de tus pecados. Pasa tiempo disfrutando en la luz de mi presencia. Al conocerme más íntimamente, te sentirás admirablemente libre. ¡Gloria al Nombre del Señor!