Es Tiempo de Conectar, octubre 07
Dios que Restaura
“«¡Venid, todos los sedientos, venid a las aguas! Aunque no tengáis dinero, ¡venid,
comprad y comed! ¡Venid, comprad sin dinero y sin pagar, vino y leche!” Isaías 55:1
Nehemías fue parte de la diáspora judía que fue llevada cautiva a Babilonia y que fue testigo de la humillación de la nación de Israel en el siglo V a.c
Era un hombre temeroso de Dios que había alcanzado una alta posición en la corte siendo Artajerjes rey, servía como su sirviente personal y para el rey y la reina era de absoluta confianza.
“…Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, que estando yo en Susa, capital del reino, vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos hombres de Judá. Entonces les pregunté por los judíos que habían escapado, los que se habían salvado de la cautividad, y por Jerusalén.
Ellos me dijeron: «El resto, los que se salvaron de la cautividad, allí en la provincia, están en una situación muy difícil y vergonzosa. El muro de Jerusalén está en ruinas y sus puertas destruidas por el fuego.»” Nehemías 1: 1-3.
Nehemías fue prosperado y vivía en una nación que no era la suya, sin embargo no perdió su identidad y no dejó de amar a su propia nación y estar pendiente de lo que ocurría en Israel.
En el año 2000 mi familia y yo salimos de nuestro país persiguiendo un sueño, ciertamente las circunstancias de nuestro país no eran las mejores y creía que Dios tenía algo más para mi familia y yo.
Habiendo obtenido un empleo estable con buenos ingresos y con la familia establecida en su nueva realidad, una vez sentí que Dios me llamaba a regresar, no sabía para qué pero se cumplió quince años después ya con las hijas crecidas y en la universidad y regresamos mi esposa y yo para hacer una contribución al Reino de Dios.
Nehemías fue testigo de la condición del pueblo, vio destrucción, opresión, pobreza, desesperanza, impotencia, pero se dispuso a ser parte de la solución, creyó que Dios es perdonador, que todos tenemos segundas oportunidades, que Dios busca que seamos restaurados, que Él perdona.
“Cuando oí estas palabras me senté y lloré, hice duelo por algunos días, ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y le dije: «Te ruego, Señor, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guardas el pacto y tienes misericordia de los que te aman y observan tus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti, día y noche, por los hijos de Israel, tus siervos. Confieso los pecados que los hijos de Israel hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.” Nehemías 1:4-6.
No importa donde te encuentres, luchando con hijos difíciles, mala condición económica, enfermedad, sin empleo, deprimido(a) atravesando por un divorcio, así se encontraba Israel, se encontraba en una situación lamentable como consecuencia de haberse apartado, de no haber sido fiel a Dios.
“Si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oran, y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.” 2 Cron. 7:14.
Quizás te has enfriado, has perdido el norte o estás abrumado por los afanes de la vida, estás cansado(a) de luchar, estás siendo tentado, Dios te espera a que regreses.
“Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso.” Mateo 11:28
Me impactó profundamente cuando leí por primera vez este versículo porque nadie me había hablado así. Jesús es el único que me ha dicho, venga a mí y yo le daré descanso. Ni Mahoma, ni Marx, ni el budismo, nadie!
“Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” Lucas 5:31-32.
Jesús no vino por los buenos, los que no tienen problemas, al contrario vino a salvar y a sanar a rescatar lo que se había perdido.
“En extremo nos hemos corrompido contra ti y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés, tu siervo.” Nehemías 7
Fuimos creados para tener una íntima relación con Dios y para vivir en paz.
Te animo a que rompas ciclos de crisis, rompas adicciones y una identidad malsana.
“El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Juan 10:10.
Y para terminar leemos en Juan 7:37-38,
“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior.”
¡Vas a experimentar los frutos del Espíritu que son gozo, paz, paciencia, benignidad, humildad, bondad, fe, mansedumbre y humildad!
Oremos, Señor tú no rechazas a los que vienen a ti, a los quebrantados, a los necesitados sino que has prometido restaurar y bendecir, en el Nombre de Jesús, Amén.
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