Es Tiempo de Conectar, octubre 17
Ponernos la Armadura
“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste,
digo: «¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?»
Lo has hecho poco menor que los ángeles y lo coronaste de gloria y de honra.” Salmo 8:3-5
En estos tiempos de incertidumbre que vivimos, nos preguntamos por qué mueren inocentes en el Líbano, por qué tanto sufrimiento cerca y lejos, por qué el cáncer, familias destrozadas por la violencia. La reflexión que hago es que debo mirar hacia adentro y blindarme, asegurar que en lo que a mí respecta debo tener las herramientas para enfrentar los ataques del enemigo.
«Los que conocen tu nombre confían en ti, porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.» (Salmo 9:10 NTV)
Es crucial asegurar la presencia de Dios en nuestras vidas, en nuestras relaciones, en nuestras familias porque como dice Juan 10:10,
“El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
¿Qué herramientas necesitamos para enfrentar tantas cosas, tantos ataques, tanta confusión, tanta relatividad?
Nuestra vida de oración es la medida más eficaz, nuestra perspectiva y conocer las promesas de Dios y ponernos toda la armadura de Dios en Efesios 6:12-13.
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo, porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, habiendo acabado todo, estar firmes.”
Josafat fue un rey de Israel de quien leemos en el Antiguo Testamento que experimentó guerra y los desafíos de su propio tiempo con enemigos a su alrededor que querían destruir a su nación, a su pueblo y robarse las riquezas
¿Cómo fue que Josafat pudo enfrentar a un poderoso enemigo mucho más fuerte que Israel, con muchas más armas, mucha más gente?
2 Cron. 20: 1-3.
“Después de esto, los ejércitos de los moabitas y de los amonitas, y algunos meunitas le declararon la guerra a Josafat.
Llegaron mensajeros e informaron a Josafat: «Un enorme ejército de Edom marcha contra ti desde más allá del mar Muerto; ya está en Hazezon-tamar». (Este era otro nombre para En-gadi).”
Josafat quedó aterrado con la noticia y lo primero que hizo fue ir al Señor para que lo guiara.
“y oró diciendo: «Oh Señor, Dios de nuestros antepasados, solo tú eres el Dios que está en el cielo. Tú eres el gobernante de todos los reinos de la tierra. Tú eres fuerte y poderoso. ¡Nadie puede hacerte frente! Oh Dios nuestro, ¿acaso no expulsaste a los que vivían en esta tierra cuando llegó tu pueblo Israel? ¿Acaso no les diste esta tierra para siempre a los descendientes de tu amigo Abraham?
Tu pueblo se estableció aquí y construyó este templo para honrar tu nombre.
Ellos dijeron: “Cuando enfrentemos cualquier calamidad, ya sea guerra, plagas o hambre, podremos venir a este lugar para estar en tu presencia ante este templo donde se honra tu nombre. Podremos clamar a ti para que nos salves y tú nos oirás y nos rescatarás”. 2 Cron:20 6-9.
Cuando el sufrimiento, la calamidad, la guerra, las plagas o el hambre tocan a nuestra puerta, debemos llamar a las cosas por su nombre y poner a Dios en el lugar que le corresponde.
Pero nosotros reaccionamos diciendo ¿Por qué a mí?
¿Qué he hecho de malo para que me suceda esto?
Las formas de reaccionar de las personas que no tienen una fe viva y puesta en Dios, frente a los episodios críticos de la vida, son tan variadas como variados son los propósitos del sufrimiento y del quebrantamiento.
La verdad es que, el sufrimiento es universal. La Biblia nos asegura que toda la creación sufre. Y en nuestro mundo interconectado las malas noticias corren más rápido lo cual indica que estamos llamados a ser compasivos los unos con los otros.
“…podremos venir a este lugar para estar en tu presencia.”
No hay lugar más alto que estar en nuestras rodillas y clamar a Dios quien es bondadoso y paciente y que ignora nuestra condición.
Te animo hoy a que te cubras con Jesús, inundes tu alma con Jesús,
Juan 6:37-39, “Sin embargo, los que el Padre me ha dado vendrán a mí, y jamás los rechazaré. Pues he descendido del cielo para hacer la voluntad de Dios, quien me envió, no para hacer mi propia voluntad. Y la voluntad de Dios es que yo no pierda ni a uno solo de todos los que él me dio”
Hoy, más que nunca, necesitamos pelear la buena batalla, aprender a ser fuertes para vivir la vida a plenitud, tal como lo afirmó Jesús.
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