Es Tiempo de Conectar, octubre 23
El Río de Dios
Verdaderos Influencers es una estrategia juvenil de Conectar Global. Cuando tengo la oportunidad les aconsejo que no ensayen con cosas que los pueden esclavizar como las drogas, la pornografía, el robo, la mentira, la infidelidad y muchas otras y les aconsejo que es como uno entrar a un río caudaloso que por más que sepa nadar, la corriente se lo va a llevar.
Uno no juega creyéndose más fuerte que estas corrientes pues eventualmente van a prevalecer y lo más seguro es que vas a perder la vida.
Desde pequeñas, en el carro con mis hijas camino a la escuela, memorizaron el Salmo 1 pero adaptado a ellas. Esto fue lo que memorizaron,
“Bienaventurada la niña que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de burladores se ha sentado, sino que en la Palabra del Señor está su delicia y en su Palabra medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará.” Salmo 1: 1-3.
El salmo dice que meditar todos los días en la Palabra de Dios es como un árbol plantado junto a un río, da fruto, es un árbol sanito y en todo, escucha bien, en todo le va bien.
Una vez entras al río de Dios, ocurren cuatro cosas:
Te lava y te limpia.
Jesús dijo en Juan 15: 3, “Ustedes ya están limpios, por la palabra que les he hablado.”
Por eso es tan importante meditar cada día en la Palabra de Dios, pues la Palabra de Dios nos lava.
¿Por qué necesitamos ser lavados? Porque al andar por el mundo somos vulnerables por nuestra propia naturaleza de pecado, nuestros malos hábitos, malos deseos, malos pensamientos, nuestro egoísmo, de todo eso nos necesitamos lavar.
Jesús le dijo a Pedro: «El que está lavado, no necesita más que lavarse los pies, pues está todo limpio.” Juan 13: 10
David en el Salmo 15 compuso, ¿quién puede entrar en el Santuario? Sólo el que es limpio.
Tienes un encuentro personal.
Cuando entras al río de Dios experimentas de una forma real y genuina el poder sanador y liberador del Señor, siendo ministrado en cada área de tu vida, para luego ser lleno del Espíritu Santo.
Restaura.
El río de Dios es poderoso para restaurar, sanar, refrescar el alma sedienta que se convierte en una fuente que brota y que fluye de una manera espontánea en tu vida.
Restaura relaciones y la primera es la relación con Dios.
Encuentro el perdón, soy capaza de perdonar, soy liberado de hábitos malsanos y establezco los que son sanos
Restaurar nuestra vida dañada, nuestras finanzas, nuestro matrimonio, nuestra relación con los hijos y Él sabe perfectamente lo que tiene reparar porque Él nos hizo y nos formó.
Produce vida.
Ezequiel 47: 8-9,
“Entonces me dijo: «Estas aguas salen a la región del oriente, descienden al Arabá y entran en el mar. Y al entrar en el mar, las aguas son saneadas. Todo ser viviente que nade por dondequiera que entren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, pues serán saneadas. Vivirá todo lo que entre en este río.”
Nuestro mundo, donde quiera que vives, necesita gente que depende del Río de Dios y que pasa tiempo en la presencia de Dios.
Busca un encuentro con el Espíritu Santo, entra al Río Dios, es un Río de alabanza, un Río que trae la presencia de Dios, un Río que sana y restaura. Sumérgete en las Escrituras, establece una vida de oración, orar es hablar con Dios, lleva tus necesidades y tus frustraciones, preséntalas a Él en el Nombre de Jesús y te vas a sorprender.
El precio es silenciar la bulla del mundo, la bulla de los afanes, de los diagnósticos humanos, de los abogados o de los médicos.
El Río de Dios trae vida porque es la verdad, concuerda con las Escrituras y te digo que este Río en este momento está tocando a personas en todo el mundo.
Mi amigo Dr. Peter Pereira y su esposa Esther, sirven en el gran país de la India donde ayudan a los pobres, hacen entrenamiento empoderando a las mujeres y donde todas las semanas comienzan grupos de oración en las casas. Peter es testigo del poder del Río de Dios en ese país.
Hechos 2: 17 dice, “En los últimos días derramaré de mi Espíritu sobre toda carne”
¡Gente de la India, de Asia Central, de Irán, de África, de todo el mundo está experimentando el Río de Dios!
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