Es Tiempo de Conectar, noviembre 13

Qué hermoso que Dios nos anhela, nos desea, desea que suspendamos lo que estamos haciendo, cerremos nuestros ojos un momento y le escuchemos, que pongamos atención a Su obrar alrededor nuestro, que le oremos y que traigamos sacrificios.

Dice en Hebreos13:15, “Por lo tanto, por medio de Jesús, ofrezcamos un sacrificio continuo de alabanza a Dios, mediante el cual proclamamos nuestra lealtad a su nombre.
Y no se olviden de hacer el bien ni de compartir lo que tienen con quienes pasan necesidad. Estos son los sacrificios que le agradan a Dios.”

Que pasemos tiempo con Él, que le amemos, le conozcamos y seamos sus instrumentos en un mundo en necesidad.

Que pidamos perdón porque sólo miramos el vaso medio vacío y no medio lleno y fácilmente dependemos de nuestras circunstancias y no de nuestro posicionamiento por fe en Jesús..

Él es el que genera insatisfacción interior en nosotros pues quiere lograr algo por medio de nuestras vidas.

Sabemos que fue así con Abraham a quien le dijo, sal de tu tierra y de tu parentela; lo que no sabemos es qué usó Dios para que Abrahan estuviera dispuesto a obedecer. Quizás una sequía, una hambruna, una guerra, alguna crisis económica?

Dios produjo inquietud en Moisés quien contaba con las riquezas de Egipto, era muy educado, estatus social, un gran futuro en la corte del Faraón pero pronto se dio cuenta que eso no era lo suyo, que lo suyo tenía qué ver con el pueblo de Dios.

Dios no nos tiró al mundo sólo para sobrevivir, pagar cuentas, levantar una familia, trabajar de solo a sol y no disfrutar ni ser felices.

Mi amigo John Hull fue un ejecutivo de la multinacional Johnson & Johnson quien contaba con un buen sueldo, un trabajo envidiable y un gran futuro sin embargo cambió todo esto por irse a vivir con los pobres de México. ¿Por qué hizo esto? Porque esas cosas no llenaban su vida.

Mientras levantábamos una familia con hijos y al mismo tiempo daba crecimiento a un emprendimiento, en algún momento, siendo una de las hijas de 6 o 7 años, me hizo una pregunta que me puso a meditar y la pregunta fue, ¿Papi eres feliz?

Respondí con una respuesta obvia diciendo que sí pero la verdad era que lamentablemente no, la vida era difícil en todo.

¿Cómo habla Dios con nosotros?

De maneras distintas, por medio una hija, por medio de la oración, por medio de acontecimientos de la vida, por medio de la Biblia, por medio de la dulce voz de Su Espíritu y por medio de otras personas.

Job 33: 14, 15, 19.
“Pues Dios habla una y otra vez, aunque la gente no lo reconozca.
Habla en sueños, en visiones nocturnas, cuando el sueño profundo cae sobre las personas
mientras están acostadas….
Otras veces Dios emplea el dolor para disciplinar a la gente en su lecho de enfermo,
con dolores incesantes en sus huesos.”
Estés haciendo lo que tienes qué hacer, tener amistad con Dios es lo principal.

Job 22: 21 «Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien.»

El tener amistad con Dios es una de las más grandes bendiciones que un ser humano puede recibir.

Queremos ser como aquellos con los que tenemos una amistad íntima.

“Vuelve en amistad con el.»

Si nos dice, vuelve es porque la relación no está en la mejor situación.

Tu amistad más cercana debe ser con Dios que nos conviene en todo sentido, así que evalúa en qué estado está esta amistad y acércate a Él.

Quizá tienes una imagen equivocada, de un Dios castigador, o un Dios ausente o un Dios demasiado ocupado para atender tus necesidades.

Lo increíble es que el Dios creador de todo, el que sustenta todo, el que todo lo conoce, el que continúa creando mundos, este Dios es un Padre que nos anhela y nos desea y que quiere revelarse a nosotros.

Es aquel amigo que nunca falla, ese amigo que no te da la espalda en los momentos difíciles, ese amigo que está con nosotros en las buenas y en las malas.

En estos momentos el amor de Dios te alcanza ¿quieres un nuevo tiempo de amistad con Dios?

Dile quiero volver en amistad contigo Dios, el lugar del que nunca debí salir.

Mi oración es que Dios ponga inquietud en tu vida espiritual, que te dé el deseo de ser amigo cercano de Él.

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