
Es Tiempo de Conectar, abril 029
Formados para una Misión
“Teófilo, en mi primer libro te relaté todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar hasta el día que fue llevado al cielo, después de haberles dado a sus apóstoles escogidos instrucciones adicionales por medio del Espíritu Santo. Durante los cuarenta días después de que sufrió y murió, Cristo se apareció varias veces a los apóstoles y les demostró con muchas pruebas convincentes que él realmente estaba vivo. Y les habló del reino de Dios.” Hechos de los Apóstoles 1:1-3
Jesús Resucitado no solo sana a sus seguidores, sino que los forma. La restauración nunca es el fin de la historia, siempre conduce a la misión.
Cuarenta días no es un número por casualidad o capricho, sino que tiene un designio divino.
• Cuarenta días de lluvia en tiempos de Noé
• Cuarenta años en el desierto para Israel
• Cuarenta días de ayuno en el desierto para Jesús
• Y ahora, cuarenta días de entrenamiento en la resurrección para los aprendices del Reino
Cuarenta es un número bíblico de preparación, es el tiempo que Dios toma para dar forma a lo que sigue. Y en estos cuarenta días, Jesús no sólo estaba demostrando que estaba vivo, sino que estaba forjando un pueblo para llevar a cabo su misión en el mundo.
¿Por qué podemos confiar en esta misión?
Jesús no se fue de inmediato. Se quedó. Y eso tiene un profundo significado. Durante cuarenta días, permaneció con sus discípulos para afirmar una verdad esencial: Dios es constante. Dios no cambia. Dios no necesita mejorar.
Él es, y siempre será, fiel, santo y seguro. Eso nos da confianza para seguirlo y entregarle nuestras vidas. Por eso puede confiarnos su Reino: porque guarda cada parte de nuestra historia en su memoria eterna. Nos conoce, no en fragmentos, sino en totalidad. Sin Él, nosotros no existiríamos. Pero aquí está la maravilla de la gracia: aunque Él podría seguir siendo glorioso sin nosotros, aun así elige incluirnos en su plan.
Eso es vivir en misión. Eso es amar de verdad. Eso es confiar más allá de lo que entendemos.
De Restauración a Propósito
“Reconstruirán las ruinas antiguas, reparando ciudades destruidas hace mucho tiempo. Las resucitarán, aunque hayan estado desiertas por muchas generaciones.” Isaías 61:4
Isaías 61 describió lo que haría el Mesías:
• Vendar a los quebrantados de corazón
• Proclamar libertad
• Dar belleza en lugar de cenizas
• Reconstruir lo que estaba en ruinas
Vemos que la profecía no se detiene en la sanación sino que avanza hacia la comisión. Los sanados se convierten en constructores.
Así es como Jesús forma magistralmente a sus aprendices: no solo remienda sus redes, sino que los envía a remendar el mundo.
Puntos Clave
No fuiste sanado solo para sentirte mejor. Fuiste rescatado, redimido y restaurado para construir algo eterno. Jesús caminó con sus discípulos durante cuarenta días, no por obligación, sino porque para el Maestro, la formación de sus aprendices es esencial.
¿Sigues esperando permiso para vivir el llamado que Dios ya ha sembrado en ti?
¿Reconoces que el mismo aliento que resucitó a Jesús ahora te está formando para cumplir un propósito?
Estás hecho para cumplir una misión, y si has caminado por un desierto, es solo porque estás preparado para reconstruir ruinas.
Oración de Restauración:
Jesús, eres el mismo ayer, hoy y siempre. No me ignoras sino que me restauras con intención. Gracias por las etapas de los cuarenta, por cada desierto que me moldea y por cada palabra que me llama a seguir adelante. Confío en ti. Recibo la misión. Permíteme construir contigo, no con temor al fracaso sino con fe. Amén.
Si esta reflexión ha hablado a tu vida, déjanos tu comentario, comparte con otros y suscríbete al canal.
https://www.youtube.com/channel/UCjAQ1K6ZSVAl0pheA3NVdIw
Te animo a que hagas uno de nuestros cursos en www.conectarglobal.org que son sin costo alguno.
Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global