Es Tiempo de Conectar, mayo 029
En la espera somos refinados
“Todos se unían constantemente en oración…” Hechos 1:14
“Él se sentará como refinador y purificador de plata…” Malaquías 3:3
“Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo… Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele..” 1 Pedro 1:6–7
La antesala de Pentecostés no puede verse como un tiempo perdido, sino un momento de preparación. Dios a menudo refina y purifica a Su pueblo en el silencio antes de llenarlo de poder.
La vida de resurrección no siempre es ruidosa; a veces transcurre en lo oculto y en silencio como una experiencia dolorosa y purificadora. Es una preparación para el fuego que ha de venir.
Es tan interesante ver cómo la espera tiene un efecto en nuestra alma. Saca a la luz lo que verdaderamente creemos, quema lo que ya no necesitamos, de manera similar al fuego cuando el oro es refinado, saca a la superficie la desesperación o una entrega sincera.
Para los discípulos, los diez días posteriores a la ascensión de Jesús no fueron simplemente días de demora o tardanza, fueron días de refinamiento.
El Cristo resucitado les había confiado el Reino, pero aún no estaban preparados para recibirlo, así que hicieron lo único que podían hacer:
Se reunieron. Oraron. Esperaron juntos en santa expectación.
El refinamiento
Malaquías usa la imagen de un refinador de plata: alguien que aplica calor no para destruir, sino para purificar. Y eso es lo que hace la espera, expone la escoria.
El orgullo
El miedo
El control
Las agendas ocultas
Y somos invitados a entregar y someterlo todo. Debemos entender que el Espíritu Santo es todo un gentleman, un caballero, y no llenará las manos que ya están ocupadas. La santidad se forja en el fuego de la entrega.
El poder de la espera
Pedro nos recuerda que las pruebas ponen a prueba nuestra fe: una fe en Cristo, a quien amamos sin haber visto (1 Pedro 1:8).
Esa es la fe del practicante. Esa es la vida de resurrección en los momentos de silencio, cuando la habitación está quieta y parece que nada sucede.
La esperanza es que Jesús va a regresar. Pero mientras esperamos, nos preparamos. Por eso no vemos el sufrimiento como un castigo. En Cristo, el sufrimiento es parte del proceso de formación. Lo entendemos como una invitación a crecer, a ser moldeados, y a reflejar a Jesús con mayor plenitud.
Santa quietud ante el fuego sagrado
Antes del estruendo del viento, vino el susurro persistente de la oración. Antes de que descendieran las llamas, el silencio preparó el alma y la soledad ofreció espacio para ser formado.
Y es justo ahí donde muchos de nosotros nos encontramos ahora.
Esperando
Preguntándonos
Luchando con el dolor, el anhelo o el silencio.
Sin embargo en ningún momento hemos sido olvidados, ni ignorados y mucho menos castigados, todo lo contrario, estamos siendo preparados.
Preguntas claves:
¿Qué ha revelado tu tiempo de espera acerca de tu fe?
¿Ves cosas que Dios está refinando en ti, no para hacerte daño, sino para prepararte?
¿Podemos confiar en que los tiempos en que nada sucede no son un desperdicio sino que son sagrados?
Oración de restauración:
Dios purificador, quiero estar listo, aún cuando la espera sea larga, aún cuando las respuestas sean lentas. Quema lo que no pertenece. Fortalece lo que queda. Enséñame a orar, a confiar y a acoger tu obra purificadora. Permíteme ser santo antes de recibir poder. Amén.
Te animo a que hagas uno de nuestros cursos en www.conectarglobal.org que son sin costo alguno.
Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global