
Es Tiempo de Conectar, septiembre 008
Así se Vive el Reino: ContraCultura
Jesús enseñó las Bienaventuranzas para romper los paradigmas humanos de poder y éxito, y establecer los valores de su Reino, de su gobierno. ¡Es en verdad un Rey muy diferente!
Felices los que lloran
“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” (Mateo 5:4)
El llanto nos conecta con la realidad y con Dios. Jesús promete consuelo a los que se atreven a derramar sus lágrimas delante de Él.
Estar en ambientes que ayudan a aterrizar nuestra perspectiva de la vida es crucial, Salomón en Eclesiastés 7:2-4 dice:
“Es mejor ir a un funeral que a una casa de fiestas. Pues la muerte es el fin de todo ser humano, y los que viven debieran tenerlo presente. Es mejor llorar que reír; porque un rostro triste le hace bien al corazón. El sabio tiene presente la muerte; el necio solo piensa en la diversión.”
No escondas tu dolor sino busca a Dios en tus lágrimas y permite que Él sea tu ayuda, tu fuerza y sane tu alma.
Los mansos
“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” (Mateo 5:5)
La mansedumbre no es debilidad, es fuerza. Dice Números 12:3: “Moisés era un hombre muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.”
Es elegir la intimidad y la confianza en Dios, es reconocer que tu vida no está a la deriva sino que Él tiene control de todo. Reconócelo en todas las situaciones y deja que Él actúe.
“Reconócelo en todos tus caminos y él hará derechas tus veredas.” Prov. 3:6.
Así que hoy responde con mansedumbre a todas tus situaciones; confía en que Dios defiende tu causa, que eres heredero y que nada ni nadie te puede sacar.
Los que tienen hambre y sed de justicia
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” (Mateo 5:6)
Dios bendice a quienes anhelan lo correcto, lo verdadero y lo justo. Esa hambre no queda insatisfecha, Él mismo la sacia.
En vez de creer que ya lo lograste, o conformarte y volverte mediocre, lo cual es fácil de terminar en ello, pide a Dios deseos de más y haz una oración sencilla: “Señor, dame hambre de Ti, quiero lo mejor de tí para mi vida, mi familia, mi iglesia, más que cualquier otra cosa.”
Los misericordiosos
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” (Mateo 5:7)
Es importante abrir círculos de gracia, de perdón, de ayuda a otros pues quien da misericordia, la recibe. Al perdonar, al tender la mano, al ser compasivo, reflejamos el corazón de Cristo.
Practica un acto de misericordia hoy, perdona, ayuda, escucha o da ánimo a alguien.
Los de limpio corazón
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” (Mateo 5:8).
Dios mira más allá de las apariencias y ve el corazón. Un corazón limpio no es perfecto, pero sí sincero y sin doblez. Pide a Dios que limpie tu corazón pues de él mana la vida. Termina y comienza tu día pidiendo que limpie tu corazón.
“Pues de adentro, del corazón de la persona, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, el robo, el asesinato, el adulterio, la avaricia, la perversidad, el engaño, los deseos sensuales, la envidia, la calumnia, el orgullo y la necedad. Todas esas vilezas provienen de adentro; esas son las que los contaminan».” Marcos 7:21-23
Revisa tu corazón hoy. Haz lo correcto, no para ser visto, sino para honrar a Dios.
Los pacificadores
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” (Mateo 5:9)
En un mundo tan polarizado, los hijos de Dios llevan paz donde hay conflicto. No son agitadores, sino constructores de puentes. Ten cuidado de no ser de aquellos que en vez de contribuir a peleas y disensiones eres más bien aquella persona que guarda silencio y trata de ver las cosas desde la barrera y aporta a tener paz.
¿Eres de los que contribuyen a alimentar una discusión o eliges ser un pacificador? Ora por sabiduría para traer calma y unidad.
Oración:
Señor Jesús, gracias por enseñarnos cómo vivir en tu Reino. Ayúdame a ser pacificador, limpia mi corazón, ayúdame a practicar misericordia, que nunca me crea rico y que no necesito de tí, dame deseos de conocerte más y a ser manso y humilde. Amén.
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Creado y narrado por Juan Bravo. producido por Conectar Global