Devocional diario febrero 01
Mi vida en el taller del Maestro
Filipenses 1:6
«Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva»
Tengo una convicción en mi corazón y es que Dios no nos dejará hasta cambiar por completo nuestras vidas. La buena noticia es que ¡Él ya comenzó!
Todos aquellos hombres y mujeres usados por Dios fueron primero formados en su taller y esa preparación es el proceso que todos debemos pasar para ser perfeccionados por Dios. A veces nos creemos perfectos pero NO… Somos obras inconclusas. Es más, deberíamos llevar un cartel que diga “pintura fresca”. Los procesos no son fáciles pero entre más te cuestan, mejor estás siendo moldeado en las manos del Alfarero.
Jeremías 18:1-6 NBD
“Esta es la Palabra del Señor, que vino a Jeremías: «Baja ahora mismo a la casa del
alfarero, y allí te comunicaré mi mensaje». Entonces bajé a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno. Pero la vasija que estaba modelando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que le pareció que le había quedado bien. En ese momento la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro?
—afirma el Señor—. Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero”
Dios es nuestro Alfarero y nosotros somos sus vasija. Hoy Él nos dice: Baja del pedestal en el que estás, levántate y ven a mi casa… No estés más triste ni decaído, levántate y encontrémonos en mi casa. La casa de Dios es “el lugar donde Él habita” y Dios quiere que su casa sea tu casa.
¿Qué hace el alfarero en su casa? Trabaja en ti, separa la tierra de la arcilla, saca de ti lo que te impide avanzar, remueve las impurezas de tu vida y te rescata, te redime, te da un valor incalculable.
Podemos llegar a la casa del Alfarero sintiéndonos tierra, pero sus manos de amor nos reconstruyen por dentro y sana nuestro corazón. En el taller del Maestro podemos ir con las piezas rotas por heridas del pasado y pedirle que Él las sane.
¿Qué hace el Alfarero cuando la vasija se echa a perder? Nos da otra oportunidad y rehace la vasija. La lava con su Palabra, nos quita el velo para que podamos ver con claridad qué es lo que quiere para nosotros.
La desesperación puede quebrar nuestra bendición. Así que, entreguemos nuestras ansiedades en las manos del Alfarero, que Él todo lo puede. Mientras Él nos amasa y nos martilla, vamos comprendiendo más y más acerca de Su voluntad que es buena, agradable y perfecta.Hay algo que no debemos olvidar y es que aunque se eche a perder la vasija ¡Estamos en sus manos! Y en sus manos, Él puede hacer los más grandes milagros.
A veces no entendemos por qué suceden ciertas cosas en nuestras vidas pero son esas burbujitas que el Alfarero está sacando para que cuando entremos al horno, no explotemos. Por eso, la Biblia nos dice en
Cantares 2:15“Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor”.
Los pequeños pecados, los que creemos que nadie ve como los celos, la envidia, los pleitos, las griterías, la codicia, el orgullo, la falta de perdón, las relaciones ocultas… son burbujitas que Dios necesita sacar de nosotros para perfeccionarnos.
Job 5:17
“¡Pero considera la alegría de aquellos a quienes Dios corrige! Cuando peques, no menosprecies la disciplina del Todopoderoso”
A nadie le gusta que lo corrijan, pero la corrección refina nuestros dones y nos ayuda a disciplinarnos.
¿Por qué cuida tanto el alfarero su vasija?
2 Corintios 4:7
“Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros”
La Biblia nos enseña que cada vasija tiene un tesoro dentro.
No permitas que tu vasija se ensucie, o alguien la deje caer o la quiebre, si algo de eso sucede Dios tiene el poder para restaurarte.
Todos los seres humanos hemos sido creados por las manos del mismo Alfarero. Dios usó la misma calidad de arcilla en todos, algunas vasijas son más grandes que otras, algunas vasijas son más oscuras que otras pero todas las vasijas valen igual. Todas las vasijas valen la sangre del Señor Jesús, todas las vasijas han sido creadas con un tesoro dentro. Así que, es tiempo que entiendas tu valor y sepas que no hay nadie mejor que tú.
Tú fuiste creado por Dios con lo mejor, para que seas «el mejor».
Mientras más tiempo pasemos en Su taller, sus huellas se impregnan en nuestras vidas y tenemos un trato aún más personal e íntimo con Dios. Al conocerle más, empezamos a adquirir los rasgos de nuestro Creador. Resiste al control de calidad de Dios, Él ha puesto dentro de nosotros Su sello de garantía y se llama Espíritu Santo.
2 Timoteo 2:20-21
“Pero en una casa grande, no solo hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que si alguno se limpia de estas cosas será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra”
Dios quiere que tú y yo seamos vasijas para usos honrosos y no para usos viles.
Límpiate para ser un instrumento de honra, santifica tu vida para que sea útil para Dios y estés dispuesto a toda buena obra.