6 de abril (domingo): Marcos 8:34-38 Morir a uno mismo, vivir para Cristo

«Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. ¿De qué le sirve a alguien ganar el mundo entero si se pierde la vida?» (Marcos 8:35-36)

Seguir a Jesús no es algo para el observador casual. Es un llamado integral al aprendizaje que moldea toda nuestra vida. En este pasaje, Jesús llama primero a sus seguidores a negarse a sí mismos, tomar su cruz y seguirlo. Estas no son ideas abstractas sino un camino claro para convertirse en practicantes de la fe.

 El llamado de Jesús a negarnos a nosotros mismos contrasta marcadamente con los valores de un mundo que celebra la autopromoción, la autogratificación y la autopreservación. Negarse a uno mismo significa renunciar a las ambiciones, los deseos y la comodidad personales a favor de alinear nuestra voluntad con la de Dios. No se trata de perder nuestra identidad, sino de encontrar nuestro verdadero propósito en Él.

 

En los tiempos de Jesús, tomar la cruz no era una metáfora de incomodidad : simbolizaba la disposición a enfrentar la vergüenza, el sufrimiento e incluso la muerte por causa del evangelio. Para los aprendices, este llamado a llevar la cruz como nuestro Maestro la llevó significa aceptar los sacrificios que conlleva seguir a Jesús. Nuestras vidas asumen Su propósito con un profundo significado.

En este pasaje, Jesús menciona el alma dos veces, subrayando su importancia eterna. El alma es la esencia de quienes somos, el núcleo de nuestro ser. Cuando Jesús pregunta: ¿De qué le sirve a alguien ganar el mundo entero, si se pierde la vida ?”, nos desafía a evaluar nuestras prioridades. El éxito, la riqueza o el reconocimiento mundanos pueden brindar una satisfacción temporal, pero son esfuerzos vanos. Solo al entregar nuestra vida a Jesús podemos asegurar lo que realmente importa: la salvación de nuestras almas. Ese es un estándar bastante alto.

Jesús también nos recuerda las consecuencias eternas de nuestras decisiones. Avergonzarnos de Él y de Sus palabras en esta vida es arriesgarnos a separarnos de Él en la eternidad. Estas palabras son un recordatorio aleccionador de que nuestra fe no es un asunto privado sino una declaración pública de nuestra lealtad a Cristo.

Cuaresma día 33

Puntos clave

  1. Negarse a sí mismo es ganar vida
    La verdadera vida no se encuentra en la autopromoción, sino en la abnegación y la entrega a Jesús.
  2. El alma es eterna
    Jesús enfatiza el alma porque representa nuestro destino eterno, mucho más valioso que cualquier ganancia mundana.
  3. El discipulado es público
    Seguir a Jesús requiere valentía para vivir nuestra fe abiertamente, incluso en un mundo que puede rechazarnos o ridiculizarnos.

Reflexión

El llamado de Jesús al discipulado no es fácil. Significa dejar de lado nuestras propias creencias, planes, deseos y comodidades para abrazar Su propósito para nuestras vidas. En un mundo que constantemente nos insta a hacer alarde de nuestros logros, riqueza o influencia, Jesús nos invita a morir a nosotros mismos para que podamos vivir para Él. Esto no significa que nuestras vidas pierdan sentido; más bien, adquieren significado eterno a medida que invertimos en lo que realmente importa: nuestra relación con Él y la salvación de los demás.

Oración
Señor Jesús, ayúdame a negarme a mí mismo y a seguirte plenamente. Enséñame a tomar mi cruz cada día y a vivir una vida que refleje tu amor y tu verdad. Guarda mi alma y alinea mi corazón con tus propósitos eternos. Permite que mi fe sea audaz y pública, atrayendo a otros a conocerte como el Salvador de sus almas. Amén.

mayo 2025

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