
20 de marzo: Marcos 4:1-9 Plantar semillas: el trabajo antes de la cosecha

««¡Pongan atención! Un sembrador salió a sembrar. Sucedió que, al esparcir él las semillas, una parte cayó junto al camino, llegaron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esas semillas brotaron pronto porque la tierra no era profunda; pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y por no tener raíz se secaron. Otra parte de las semillas cayó entre espinos que, al crecer, ahogaron las plantas y no dieron fruto. Pero las otras semillas cayeron en buen terreno. Brotaron, crecieron y produjeron una cosecha que rindió hasta treinta, sesenta y cien veces más.»— Marcos 4:3-8
La parábola del sembrador es una de las enseñanzas más conocidas de Jesús, y es fácil centrarse en la cosecha milagrosa que describe. Sin embargo, esta parábola no se refiere sólo a la cosecha, sino también al trabajo de plantar semillas. Jesús invita a sus oyentes a prestar atención no sólo a los resultados, sino también al proceso de preparación, siembra y confianza.
Para los agricultores y los trabajadores, plantar es un acto de esperanza. Sembraron las semillas con generosidad, sabiendo que no todas las semillas echarían raíces. La realidad de esta parábola es impactante: solo el 25% de las semillas produce una cosecha. Si eso es cierto, entonces tal vez la lección no sea sobre medir el éxito, sino sobre sembrar abundantemente, confiando en que Dios multiplicará la semilla que cae en buena tierra.
Como trabajadores, artesanos y miembros de la comunidad, a menudo nos centramos en los resultados: lo que producimos, logramos o construimos. Pero esta parábola nos recuerda que debemos valorar el trabajo invisible y a menudo desordenado de la preparación. Sin plantar, no hay cosecha. Sin esparcir semillas, no hay oportunidad de crecimiento.
Reflexión
¿Con qué frecuencia medimos el éxito por lo que podemos ver de inmediato? La parábola del sembrador nos recuerda que nuestro papel es plantar, no garantizar resultados. Nos desafía a confiar en Dios para el crecimiento y a sembrar generosamente, incluso cuando no estamos seguros de qué semillas darán fruto. ¿En qué áreas de tu vida puedes esparcir semillas de aliento, verdad o amor, confiando en que Dios traerá la cosecha?
Cuaresma día 16
Puntos claves
- La cosecha comienza con la siembra
Antes de la cosecha, es necesario sembrar las semillas. Esta parábola nos recuerda que debemos valorar el trabajo fiel e invisible de la siembra, aun cuando los resultados no sean inmediatos. - Generosidad en la siembra
El sembrador no se contiene; esparce las semillas por todas partes, sabiendo que no todas echarán raíces. Esto nos anima a dar generosamente nuestro tiempo, palabras y amor, confiando en que Dios dará fruto donde Él quiere. - Concéntrate en la fidelidad, no en los resultados.
Solo una parte de las semillas producirá una cosecha, pero eso no es nuestra preocupación. Nuestro trabajo es plantar fielmente, confiando en que Dios obrará a través de las semillas que sembramos en Su tiempo y a Su manera.
Oración
Padre Celestial, gracias por recordarnos que nuestro papel es plantar semillas fielmente, confiando en Ti para la cosecha. Ayúdanos a ser generosos al sembrar semillas de amor, verdad y bondad, incluso cuando no veamos resultados inmediatos. Enséñanos a confiar en Tu tiempo y a encontrar alegría en el trabajo de plantar. Que siempre dependamos de Ti para que hagas crecer lo que nosotros no podemos. Amén.
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