
24 de marzo: Marcos 4:35-41 Lecciones de la tormenta

«Ese día al anochecer dijo a sus discípulos: —Crucemos al otro lado. Dejaron a la multitud y se lo llevaron en la barca donde estaba. También lo acompañaban otras barcas. Se desató entonces una fuerte tormenta y las olas azotaban tanto la barca que ya comenzaba a inundarse. Mientras tanto, Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron.—¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:—¡Silencio! ¡Cálmate!El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo. —¿Por qué tienen tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Todavía no tienen fe?
Ellos estaban espantados y se decían unos a otros:—¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen? ». — Marcos 4:35-41
Los pescadores conocen las tormentas. Los discípulos, muchos de los cuales eran veteranos en el Mar de Galilea, se habrían enfrentado a tormentas en innumerables ocasiones antes. Pero esta tormenta era diferente: los llevó al límite de sus capacidades y expuso su miedo. Incluso mientras Jesús dormía en la barca, sus gritos de desesperación revelaron una verdad más profunda: no importa cuán experimentados o autosuficientes seamos, hay momentos en que llegamos a nuestros límites.
Jesús calmó la tormenta con sus palabras, revelando su autoridad divina. Los discípulos quedaron atónitos, aterrorizados incluso, no solo por la tormenta, sino por darse cuenta de quién es realmente Jesús. ¿Qué dice esto sobre nosotros? Al igual que los discípulos, podemos conocer a Jesús en nuestras mentes, pero nos cuesta confiar en Él en las tormentas de la vida. A menudo, es en las tormentas donde aprendemos más sobre Dios y sobre nosotros mismos.
Cada tormenta que enfrentamos es una lección. Para los pescadores, la lección no era sobre su habilidad, sino sobre la fe: fe en Dios, incluso cuando nos sentimos abrumados. La sabiduría que adquirimos a través de las tempestades de la vida se puede compartir, animando a otros a confiar en Jesús, Aquel que domina los vientos y las olas.
Cuaresma día 20
Puntos claves
- Las tormentas revelan nuestras limitaciones
Incluso los pescadores más experimentados han llegado al límite de sus capacidades. En las tormentas vemos nuestra necesidad de la intervención de Dios. - Jesús gobierna sobre todo
Su dominio sobre el viento y las olas confirma que Él es Dios. Ninguna situación está fuera de Su poder. - La sabiduría adquirida es sabiduría compartida
Las tormentas que atravesamos nos enseñan lecciones valiosas sobre la confianza y la fe. Comparte esas lecciones para alentar a otros en sus tormentas.
Reflexión
Piensa en las tormentas que enfrentaste en la vida. ¿Qué aprendiste sobre ti mismo y, más importante aún, sobre Dios? A veces esperamos que Jesús calme la tormenta de inmediato, pero Su tiempo y Sus maneras a menudo ponen a prueba nuestra fe. Reflexiona sobre un momento en el que pensaste que todo estaba perdido, solo para ver Su mano guiándote. ¿Cómo puedes usar esa sabiduría para darle esperanza a otra persona hoy?
Oración
Señor, Tú eres quien manda sobre las tormentas y trae paz al caos. Ayúdame a confiar en Ti, incluso cuando me siento abrumado y temeroso. Enséñame a aprender de las tormentas en mi vida y a ver Tu mano trabajando a través de ellas. Que pueda usar la sabiduría que me has dado para alentar a otros que están luchando. Gracias por Tu poder, Tu paz y Tu presencia. Amén.
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