4 de abril: Marcos 8:1-21 La fe requiere tiempo y práctica

“Él lanzó un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué pide esta generación una señal milagrosa? Les aseguro que no habrá ninguna señal». (Marcos 8:12).

Este pasaje comienza con otra alimentación milagrosa, esta vez para una multitud de 4.000 personas. La preparación artesanal de esta comida a partir de siete panes y unos pocos peces pequeños nos recuerda que el ministerio de Jesús se extiende más allá de lo práctico. Sin embargo, aunque Él provee en abundancia, vemos un tema recurrente: la fe requiere tiempo y práctica para crecer.

 

Los discípulos habían presenciado cómo Jesús alimentaba a 5.000 personas tan solo un capítulo antes. Sin embargo, cuando se enfrentaron a una necesidad similar, todavía dudaban: Los discípulos objetaron: ¿Dónde se va a conseguir suficiente pan en este lugar despoblado para darles de comer?” (v. 4). Su incertidumbre refleja nuestra propia tendencia a cuestionar la capacidad y la generosidad de Dios, especialmente cuando vemos la vida a través de la lente de nuestra incapacidad y falta de fe.

En la segunda parte del pasaje, los fariseos piden una señal. Su petición no surge de la fe, sino del escepticismo. El profundo suspiro de Jesús transmite su dolor por la incredulidad y la ceguera espiritual de ellos. Podían presenciar milagros, pero aun así se negaban a creer. Esto pone de relieve una verdad importante: la fe no es un espectáculo, sino una confianza que se construye con el tiempo, se moldea con la práctica y se expresa a través de la acción. Esta es la forma de afrontar la vida que pasa del aprendiz al practicante.

El viaje de los discípulos también nos recuerda lo fácil que es perder la lección. Después de que Jesús les advierte sobre la “levadura de los fariseos y la de Herodes”, ellos piensan que está hablando del pan. Frustrado, Jesús les pregunta: “—¿Y todavía no entienden?” (v. 21). Su incomprensión refleja la frecuencia con la que dejamos que nuestras preocupaciones inmediatas nos distraigan del panorama más amplio de Dios.

La fe es como hacer artesanías: requiere práctica, paciencia y confianza en el proceso. Un maestro artesano no aprendió su oficio de la noche a la mañana; aprendió de sus errores y, poco a poco, fue perfeccionando sus habilidades hasta convertirse en un profesional. De manera similar, como aprendices de Jesús, se nos invita a apoyarnos en sus enseñanzas y confiar en su provisión, incluso cuando no entendemos del todo.

Cuaresma día 31

Puntos claves

  1. La fe requiere práctica
    Así como las manualidades requieren tiempo, la fe crece a medida que confiamos repetidamente en Dios en cada situación.
  2. La compasión de Dios es abundante

La provisión de Jesús nos muestra que la generosidad de Dios excede nuestras expectativas, incluso cuando no confiamos plenamente en Él.

  1. La fe es confianza, no espectáculo
    La exigencia de los fariseos de una señal nos recuerda que la fe consiste en confiar en el carácter de Dios sin necesitar pruebas para creer ni comprensión antes de comprometernos.

Reflexión
¿Cuántas veces suspiramos como Jesús, cansados de nuestras propias dudas y distracciones? Sin embargo, Jesús no se da por vencido con los discípulos ni con nosotros. Sigue enseñando, proveyendo e invitándonos a crecer. Cuando sentimos que nuestra fe es pequeña, podemos recordar que Dios trabaja con lo que traemos, así como multiplicó los panes y los peces. Practiquemos la fe como un artesano practica su oficio: con dedicación, confianza y la voluntad de aprender con el tiempo.

Oración
Señor Jesús, perdóname por las veces que cuestiono tu camino y dudo de tu provisión. Enséñame a confiar plenamente en ti, incluso cuando no entiendo. Haz crecer mi fe mientras camino contigo, practicando la confianza y aprendiendo de tu ejemplo. Que pueda ver tu abundancia y compartir tu amor con los demás. Amén.

mayo 2025

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