10 de marzo: Marcos 1:35-39 Jesús ora: el cambio se aproxima

«Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario donde se puso a orar.  Simón y sus compañeros salieron a buscarlo. Por fin lo encontraron y le dijeron:—Todo el mundo te busca.  Jesús respondió:—Vámonos de aquí a otras aldeas cercanas donde también pueda predicar; para esto he venido. Así que recorrió toda Galilea predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios. » — Marcos 1:35-39

En las horas tranquilas de la madrugada, Jesús buscó la soledad con su Padre. Antes de que las exigencias de su ministerio lo agobiaran, decidió retirarse y orar en un lugar desolado donde ninguna

distracción pudiera interrumpir su comunión con Dios. No fue un simple momento de descanso, sino un punto de inflexión. Allí, en ese encuentro íntimo con su Padre, Jesús aclaró su propósito y renovó sus fuerzas para la misión que tenía por delante.

La oración matutina no era solo un hábito esporádico para Jesús; era una práctica fundamental que impulsaba su ministerio. De la misma manera que los trabajadores y artesanos de Galilea comenzaban su día preparando sus herramientas y materiales, Jesús comenzaba su día preparando su corazón. Para él, la oración no era opcional: era esencial y fundamental para su ministerio.

Después de este tiempo de oración, Jesús se concentró más en sí mismo. Cuando sus discípulos lo instaron a regresar a la multitud, Él respondió con claridad: “Vámonos de aquí a otras aldeas cercanas… donde también pueda predicar allí; para esto he venido”. Este momento marcó el comienzo de un ministerio más amplio, ya que viajó por toda Galilea, predicando en sinagogas y expulsando demonios. Este fue el inicio de una misión que un día esperaría que sus aprendices llevaran adelante.

Del ejemplo de Jesús en este pasaje, aprendemos tres lecciones claves sobre nuestro propio caminar con Dios y nuestra misión como sus seguidores:

Cuaresma Día 6

  1. La intimidad alimenta la misión
    Las oraciones matutinas de Jesús no tenían que ver con el deber, sino con la intimidad con su Padre. Este tiempo de comunión le dio la fuerza y la dirección que necesitaba para su misión. Si queremos vivir fielmente como aprendices, debemos priorizar el tiempo personal e íntimo con Dios todos los días.
  2. La claridad llega a través de la oración
    En la oración, Jesús afirmó su propósito: predicar las buenas nuevas y traer libertad a los oprimidos. Cuando pasamos tiempo en la presencia de Dios, Él aclara nuestro llamado y nos ayuda a discernir su dirección para nuestras vidas.
  3. La misión tiene como fin multiplicar

El ministerio de Jesús de predicar y expulsar demonios no era solo para Él; era un modelo para Sus discípulos. Él inició una misión que más tarde les confiaría a ellos y a nosotros. Como Sus seguidores, estamos llamados a continuar Su obra, llevando Su luz y Su verdad al mundo.

Al reflexionar sobre este pasaje, considera tus propios ritmos de oración y misión. ¿Estás reservando tiempo para encontrarte con Dios antes de que comiencen las exigencias del día? ¿Estás buscando que Él aclare tu propósito? ¿Estás listo para seguir su ejemplo y llevar las buenas noticias de su reino a quienes lo rodean?

Oración
Padre Celestial, gracias por el ejemplo de Jesús, quien buscó intimidad contigo en la oración y claridad para su misión. Ayúdame a priorizar el tiempo contigo, para que pueda ser fortalecido y dirigido para el trabajo que me has llamado a hacer. Enséñame a seguir tu ejemplo, compartiendo tu verdad y libertad con quienes me rodean. Amén.

abril 2025

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