Es Tiempo de Conectar, junio 003

“Aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.” 2 Corintios 4:16–17

«Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria.» Colosenses 3:4

“Seremos transformados… porque lo corruptible tiene que revestirse de lo incorruptible y lo mortal, de inmortalidad.»(1 Corintios 15:52–53)
Dios nos invita a practicar la eternidad en un mundo perecedero.

El Espíritu no solo moldea nuestra alma, sino que nos fortalece para ser portadores de Su gloria. No creas que la resurrección es algo ligero o momentáneo; ¡No! todo lo contrario, es profunda y trascendente, además, Dios nos está preparando para sostener su peso sin ser aniquilados. Lo que hoy sentimos como debilidad, frustración o lentitud… en realidad es una obra profunda que Dios está llevando a cabo, es una ampliación invisible de nuestra capacidad para lo eterno.

Oración:
Señor, no permitas que malinterprete Tu proceso en mí, enséñame a ver la formación silenciosa como parte de Tu preparación gloriosa. Hazme capaz de llevar Tu gloria sin ser destruído. Amén.

A menudo pensamos en la resurrección como un alivio, pero bíblicamente, es mucho más que eso, es transformación. Piensa en la mariposa siendo transformada en un nuevo cuerpo en una naturaleza renovada y una carga diferente por llevar. La vida de resurrección no es algo frágil ni liviano, tampoco es una vía de escape de las dificultades. ¡Es gloria añadida, no dolor eliminado!

La gloria tiene peso. No un peso que te rompe, sino una santidad que te expande.
Dios te está preparando para llevar Su gloria
El apóstol Pablo sabía de primera mano qué era sufrir: experimentó naufragios, azotes, traiciones. Sin embargo, llamó a todo eso “ligero y momentáneo.”

¿Por qué?
Porque él mismo había sido testigo de algo eterno. Él estaba siendo renovado por dentro, estaba siendo fortalecido no sólo para sobrevivir, sino para experimentar la gloria.

Cuando pensamos en la santificación, lo entendemos como el proceso de ser hechos aptos para el cielo, un entrenamiento diario en las cosas que perduran y son eternas.

• Alinea nuestra vida con el Reino de Dios
• Nos capacita para tener paciencia y resistencia
• Practicamos pureza y arrepentimiento
• Nos ayuda con perseverancia y santidad
• Ejercemos el poder sin perder el control.

Estos no son rasgos de debilidad sino que son los “músculos” de la eternidad, y el Espíritu los está formando ahora.
Practicando la Eternidad Ahora
Colosenses 3 dice: «Cristo, que es su vida…» Cristo no forma parte de tu vida… Él es tu vida.
En otras palabras, todo lo que hacemos en esta vida, la manera cómo soportamos el dolor, cómo resistimos el pecado, cómo esperamos en Dios, no es sólo preparación, es participación en lo que está por venir. No te están puliendo para ser exhibido en un museo, estás siendo fortalecido para llevar el peso del Reino.
Preguntas claves:
¿En qué aspectos sientes que tu «yo exterior» se está consumiendo por las luchas?
¿Puedes creer que Dios está aumentando tu capacidad, y no te está abandonando?
¿Estás resistiendo o te estás oponiendo a llevar el peso de Su gloria?

Oración de Restauración:
Glorioso Dios, confieso que a menudo veo mis luchas como retrasos, pero Tú las ves como formación. Enséñame a llevar el peso de Tu gloria, no solo con gozo, sino con perseverancia. Prepárame, no solo para brillar contigo, sino para ser fuerte en ti. Que mi vida se convierta en un testimonio de la resurrección que desde ya me está formando. Amén.

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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global