Es Tiempo de Conectar, diciembre 01

La Segunda Venida

Desde el mismo momento que llegó una profunda transformación espiritual a mi vida en el año 1974, fui enseñado sobre la Segunda Venida de Jesús y la manera cómo las cosas que han pasado en nuestra historia muy reciente nos permiten discernir que vivimos tiempos cruciales que no podemos barrer debajo del tapete.

La pandemia empujó al mundo entero al final de los tiempos pero una señal determinante ha sido cómo el internet y todo lo relacionado nos acerca más.

“»Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.
La venida del Hijo del hombre será como en tiempos de Noé.
Porque en los días antes del diluvio comían, bebían, se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no supieron nada de lo que sucedería hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será en la venida del Hijo del hombre.” Mateo 24:36-39.

Mi amigo Jeff Wells hizo referencia reciente a los gitanos del mar en un artículo escrito en el año 2004 por Roger Thomas titulado “Cómo sobrevivieron al tsunami los gitanos del mar.”

En este artículo explica cómo, “durante generaciones, los ancianos de la tribu habían transmitido una sabiduría por generaciones. Según el jefe de la aldea de la tribu, Sarmao Kathalay, de 65 años, esa sabiduría era la siguiente: “Los ancianos(los antepasados) nos dijeron que si el agua retrocedía rápidamente, reaparecería en la misma cantidad en la que desapareció”.

Y eso fue exactamente lo que ocurrió. El mar se secó rápidamente de la playa, dejando a los peces varados aleteando en la orilla. Qué fácil habría sido para quienes viven del mar para su sobrevivencia, correr hacia donde había estado el agua minutos antes y llenar todas las cestas disponibles con peces.

Algunas personas hicieron exactamente eso en otras zonas del sur de Tailandia, pero no los Moken, los gitanos del mar. Cuando el agua retrocedió de la playa, el jefe tribal ordenó a cada uno de los 181 miembros de la tribu que corrieran a un templo en las montañas de la isla de Surin del Sur. Cuando las aguas del tsunami llegaron a la costa, los 181 gitanos del mar estaban a salvo en terreno elevado.

Los Moken, conocidos como gitanos del mar habían sido advertidos y tomaron nota de la advertencia.”

Ha llegado al mundo de hoy un tsunami, una inundación de grandes dimensiones que afecta todas las áreas de la sociedad, la educación, la política, los deportes, los medios, la familia, la iglesia, etc. y el internet es el principal canal en el cual se promueve el cambio del orden de Dios en la mayorìa de los asuntos claves de la sociedad, como la familia, el sexo y otros.

Es urgente cuidar a nuestros niños y menores de edad de la inmundicia que promueve sutilmente el internet y desde Conectar Global nos hemos dispuesto para usar esta herramienta y el know-how adquirido para la proclamación del Evangelio y la enseñanza de la Palabra de Dios.

Así como los Moken, Noe y su familia fueron de los pocos que atendieron las señales de sus tiempos, sabían que se venía una inundación que les iba a afectar su vida diaria, la mala noticia es que ya llegó, la buena es que estamos a tiempo.

Prestemos atención y además de orar, no nos quedemos callados, con humildad, prudencia y sabiduría hablemos la Palabra de Dios. Debemos abrir nuestros ojos y no ignorar los tiempos pero sobre todo separar más tiempo en las cosas que contribuyen a blindarnos y al crecimiento espiritual. Tres cosas claves:

La oración, Pablo nos anima a orar sin cesar. “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación.” 1 Tes. 5:16-18.
Meditar en las Escrituras, dejar que Dios nos hable por medio de ellas. Jesús mismo nos dice, ”Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna.” Juan 5:39.
Compartir con una comunidad de fe, no aislarnos, no quedarnos solos. “Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca.” Heb. 10:25.

Como Noe, ahí pues tienes el arca, como los Moken, ahí tienes el monte suficientemente alto para resguardarnos.

¡Jesús tú eres nuestro mayor y mejor refugio, te invito a mi barca y no te bajes de ella; quiero subir a tu monte y ver tu gloria. Amén.

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