Es Tiempo de Conectar, mayo 010

Autoridad para Sanar

“Sí, les he dado autoridad a ustedes para… vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño..” Lucas 10:19

“Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas.” Salmo 147:3
Se nos da poder para construir en territorio enemigo, pero no de la manera del mundo. La autoridad del Reino es ética y espiritualmente diferente, la razón de la autoridad es para sanar, restaurar y liberar a los cautivos.

La autoridad puede ser peligrosa a menos que sea moldeada por Dios. En el mundo, a menudo se usa para controlar, dominar o proteger la propia posición. Pero Jesús hace algo completamente diferente.

Él da autoridad a sus discípulos no para conquistar, sino para sanar; no para acumular poder, sino para liberar a los cautivos; no para construir instituciones, sino para edificar vidas. Se les ha dado poder, pero el poder es para sanar y no para manipular.

Edificando en territorio enemigo
Jesús no otorgó autoridad en una zona considerada neutral. La otorgó, literalmente hablando, en medio de una guerra espiritual, bajo la sombra de Roma y dentro de sistemas e instituciones que habían corrompido la propia ley de Dios.

Y aun así, dijo: “Vayan, los envío como a ovejas en medio de lobos. Y les doy autoridad”.

Esto significa que el Reino se construye:
• En lugares de disputa
• En entornos hostiles
• Con herramientas que el mundo no entiende

En el mundo, el poder se usa para intimidar. Pero en el Reino, se usa para sanar y edificar y no hay confusión alguna sobre cuál es la fuente de ese poder.

La liberación no viene en otro nombre
Jesús no dijo: “ Les doy estrategias inteligentes.” Dijo: “Les doy autoridad en mi nombre.”

No hay liberación en el poder religioso.
Ni en los títulos.
Ni en las instituciones.
Ni siquiera en el conocimiento.

La liberación no viene en otro nombre que Jesús. Y el Reino lo construyen quienes saben usar ese nombre con humildad y compasión. El Salmo 147 nos recuerda: “Él sana a los de corazón quebrantado y venda las heridas.”

La verdadera autoridad no aplasta al enemigo, sino que levanta a los heridos.
Hoy es el día; es un recordatorio del llamado que ya te ha sido dado.
Tienes autoridad. Pero no para hacerte camino con tu propio nombre.

Llevas el nombre de Jesús, el único nombre que sana, salva, restaura y reina.
Al prepararme para los días de la revelación de Dios, tengo presente que me ha sido confiado el nombre que es sobre todo nombre. 

Edifica en la manera de Jesús: con manos que sanan, palabras que liberan y poder que restaura.

Puntos claves:
1. ¿En qué situaciones te sientes tentado a usar tu influencia para ti mismo en lugar de servir al prójimo?
2. ¿Cómo sería ejercer el poder con gentileza y propósito?
3. ¿Estás reconociendo la diferencia entre construir para Dios y construir con Dios ?

Deja que el mundo busque el control, a tí te fue dada autoridad para reparar, no para dominar.

Oración de restauración:
Jesús, me has dado tu nombre, no por prestigio, sino con un propósito. Enséñame a llevarlo con reverencia. Que mi autoridad esté marcada por la misericordia. Permíteme edificar lo que sana, no lo que oprime. 

Quiero usar lo que me has dado para sanar a los quebrantados y proclamar que la verdadera liberación viene solo a través tuyo Amén.

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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global

 

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