Es Tiempo de Conectar

octubre 010

Somos representantes de Dios

“Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros.” 2 Corintios 5:20

Cada país envía embajadores para representar su gobierno ante otras naciones. Cada empresa designa representantes comerciales para expandir sus negocios y buscar oportunidades de inversión..

Ayer, conversando con algunos empresarios que están planeando crecer en otros países , comprendí que no hay privilegio más alto, ni encargo más noble, que representar al Reino de Dios.

Un embajador no habla por sí mismo sino que habla en nombre de su gobierno. Su comportamiento, sus palabras y sus decisiones reflejan al país que lo envió, representa la belleza geográfica, las riquezas y la cultura de una nación, también sus necesidades.

De igual manera, tú y yo somos enviados al mundo con una misión divina y es inspirar, mostrar el amor, la justicia y la verdad, el poder, la grandeza y la belleza del Reino de los cielos en cada conversación, cada trato y cada decisión.

En el mundo de los negocios, una mala representación puede dañar irreversiblemente una marca y su imagen corporativa. En el ámbito de la fe, la consecuencia es mucho más grave pues una vida incongruente empaña y desacredita el testimonio del Evangelio mismo.

La gente lo nota y juzga: ‘Si esa persona se llama cristiana y trata a los demás de esa manera, ¿cómo serán los demás?’ Nuestra integridad no es solo personal, es el aval de nuestro mensaje.

Por eso, el apóstol Pablo nos recuerda que Dios mismo apela al mundo por medio de nosotros. ¡Qué responsabilidad, pero también qué privilegio!

Aplicación práctica
Si eres empresario, recuerda que tu generosidad y tu ética deben reflejar a Cristo.

Si eres empleado, tu puntualidad, servicio y actitud deben honrar al Rey al que representas.

Si eres estudiante, tu manera de tratar a otros es un mensaje vivo del Reino.

Ser representante del Reino de Dios no es un cargo simbólico; te encuentras en una hermosa misión de todos los días. Donde unos buscan clientes y oportunidades de negocios, nosotros vivimos en una misión divina de parte de Dios de empatizar con el dolor de la gente. Donde unos van detrás de ganancias, nosotros sembramos valores eternos.

Oración:
“Oh, Señor, haz que yo no busque tanto el ser consolado, como consolar, el ser comprendido, como comprender, el ser amado, como amar. Porque dando es como se recibe, olvidándose de sí es como se encuentra, perdonando es como se es perdonado, muriendo es como se resucita para la vida eterna. Amén.” Oración de Francisco de Asís

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