Es Tiempo de Conectar, mayo 011

Construcción pacífica

“Por lo tanto, como pueblo escogido de Dios, santo y amado, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia.” Colosenses 3:12

“Sus caminos son placenteros, y en todos sus senderos hay paz.” Proverbios 3:17

A menudo pensamos en la construcción del Reino es algo externo: lo que construimos, adónde nos dirigimos o lo que proclamamos. Pero la verdadera construcción comienza en nuestro interior. El Reino se construye en nosotros, y los materiales no son madera ni piedra, sino el carácter. Las virtudes divinas impulsan nuestro carácter; es fácil identificar a alguien impulsado por los valores del Reino.

No construimos con ira, orgullo ni división.
Construimos con compasión.
Construimos con paciencia.
Construimos con paz.
El reino injertado

El Reino de Dios nunca tuvo la intención de ser exclusivo. Su fundamento está en Israel, se extendió por medio del Mesías y se difundió ampliamente a las naciones, fue la promesa hecha a Abram. Los gentiles no fueron agregados como respuesta a una ocurrencia de último momento sino que fueron injertados en la historia por medio de las promesas, los pactos y la identidad del pueblo de Dios.

Pero con la incorporación vienen las expectativas y el proceso de formación. No es suficiente con pertenecer, estamos llamados a convertirnos. Y el plan que el Apóstol Pablo nos traza es «Revístanse…». No con fuerza. No con desempeño espiritual. Sino con el carácter del Reino.

La lista que aparece en Colosenses no está ahí por casualidad. Es una guía intencional diseñada para formar en nosotros el carácter de Cristo y mostrarnos cómo vivir como parte de su nueva creación.

• Compasión : la capacidad de empatizar con el dolor del otro..
• Bondad : la voluntad de hacer el bien sin recibir nada a cambio
• Humildad : la postura de poner a los demás antes que a uno mismo.
• Dulzura: fuerza bajo control
• Paciencia: amor sufrido que espera sin resentimiento

La paz como agente unificador
“Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo….” Colosenses 3:15

La paz de Dios es el cemento que nos une y nos mantiene en el Reino como una sola pieza, particularmente cuando existen diferencias culturales, nacionales, sociales y de idioma. Y esto es lo que hace diferente a este Reino. No solo en lo que creemos, sino cómo nos comportamos unos con otros. Mientras el mundo se edifica con rivalidad, el Reino se levanta con la paz que solo Dios puede dar.

Mientras te preparas para la llegada de Pentecostés, deja que tus pensamientos sean moldeados. Esto no es una cuenta regresiva hacia la gloria, es una cuenta ascendente hacia tener un carácter piadoso: una casa no fabricada con las manos, sino con vidas que se entrelazan y forman. 

Eres un participante de la gracia y estás siendo forjado para ser alguien que refleja el corazón del Rey.

Al prepararme para recibir hoy, tengo presente que no solo estoy siendo incluido, sino que estoy siendo formado. Que la paz sea el modelo y la compasión la obra a medida que el Reino toma forma en mí.

Puntos claves:

1. ¿Qué rasgo de los frutos del Espíritu en Colosenses (amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad) te resulta más difícil de adoptar?
2. ¿En qué aspecto de tu vida te encuentras construyendo con algo diferente a la paz?
3. ¿Cómo sería hoy si permitiéramos que la paz reinara y no solo viniera a veces de visita?
Esta es la diferencia entre construir para Dios y construir con Dios. Él quiere que tu carácter esté a la altura de su Reino.

Oración de restauración:
Señor, vísteme con el carácter del Reino. No permitas que construya con mi propia fuerza ni temperamento, sino con los materiales que Tú has elegido: compasión, humildad, mansedumbre y paz. 

Fórmame y moldéame para ser alguien que pertenece. Haz que mi vida sea un testimonio de que ya no soy un extraño, sino que estoy injertado y vivo plenamente en Tus caminos. Amén.

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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global

 

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