
Es Tiempo de Conectar, junio 012
Un Antes y Un Después
«Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados, y aquel día se añadieron como tres mil personas.» Hechos 2:41.
Lo que experimentaron los apóstoles y discípulos en el día de Pentecostés, una fiesta judía celebrada cincuenta días después de la Pascua, fue un momento nunca antes visto.
Pentecostés fue un hito en la historia de la humanidad porque marcó el nacimiento de la Iglesia y el comienzo de una nueva era espiritual en la que el Espíritu Santo no sólo descansaba sobre individuos escogidos, sino que habitaría en los que creyeren, sin distinción de raza, género o condición social.
Aquí algunas razones clave por las que Pentecostés es tan trascendental:
El Espíritu Santo fue derramado sobre todos
Por primera vez, el Espíritu de Dios vino a morar dentro de las personas de manera permanente (Hechos 2:4). Esto cumplió profecías como la de Joel 2:28:
“Derramaré mi Espíritu sobre toda carne…”
Antes, el Espíritu venía exclusivamente sobre profetas, reyes y sacerdotes. En Pentecostés, la presencia de Dios se democratizó, dándole acceso a todos los que creen, judíos y gentiles.
Se inauguró la era de la Iglesia
Ese día, nació la Iglesia como un cuerpo viviente de Cristo. Tres mil personas creyeron y fueron bautizadas. Comenzó una comunidad con un solo corazón, que compartía todo, oraba unida y vivía en misión.
“Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47).
Se dio el poder para testificar
Jesús había prometido: “Recibirán poder cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo, y serán mis testigos…” Hechos 1:8.
Pentecostés fue el cumplimiento de esa promesa. Los discípulos pasaron de ser tímidos a ser valientes. Pedro, que había negado a Jesús, ahora proclamaba con poder y claridad.
Se revirtió el efecto de Babel
En Babel (Génesis 11), las lenguas dividieron a la humanidad. En Pentecostés, Dios usó las lenguas para unirla, con razón de que habían judíos de diferentes partes del mundo celebrando esta fiesta y cada persona escuchaba el mensaje en su idioma natal. Fue un acto sobrenatural que simbolizó la restauración de la comunión perdida entre los pueblos.
Hace unos pocos años, fuimos a Polonia a recibir orientación y entrenamiento pero dos del equipo llegaron dos días antes que mi esposa y yo. El idioma de comunicación era el inglés pero sólo hablaban español y los polacos no tenían idea de hablar español. Mientras llegamos estuvieron dos días usando Google Translate del español al polaco y viceversa. Esta es en verdad una nueva era con la llegada de la IA.
5. Comenzó la expansión del Evangelio al mundo entero
Desde Jerusalén, el mensaje comenzó a extenderse a Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra. Pentecostés fue la chispa que encendió la misión global que continúa hasta hoy.
En resumen, Pentecostés fue un hito porque cambió el acceso a Dios, el poder espiritual disponible, y la misión de una humanidad que ha encontrado el perdón y la transformación en Cristo. Fue el inicio de algo que no ha terminado: el movimiento del Reino de Dios en la tierra.
Después de Pentecostés, los discípulos no tuvieron necesidad de encerrarse de nuevo. Salieron. Hablaron. Sanaron. Sirvieron. Amaron. Murieron a sí mismos. Vivieron para Jesús.
El fuego del Espíritu transformó a un grupo de personas con tantas limitaciones, en una iglesia imparable. La llenura del Espíritu fue el principio de una vida entregada al prójimo, al evangelio, a la misión.
Los milagros continuaron, sí, pero también comenzaron las persecuciones y muchos sufrieron martirio por causa de su fe. Y aun así, la Iglesia no retrocedió ni ha retrocedido a pesar del costo. Porque una vida tocada por el Espíritu no vuelve a la normalidad. Sigue ardiendo, sigue amando, sigue avanzando.
Preguntas claves:
¿Estás necesitando una experiencia “Pentecostés” que te permita abrazar la misión de Dios?
¿Qué harías si entendieras que el fuego del Espíritu no es solo para sentirte bien, sino para ser enviado?
¿A qué te está llamando el Espíritu Santo hoy?
Pentecostés fue el comienzo de un nuevo hombre, de una nueva humanidad que le entrega el control de su vida a un propósito mayor, a Dios y ese mismo Espíritu que descendió entonces, vive hoy en ti. No para dejarte igual, sino para enviarte con poder.
Oración:
Espíritu Santo, no quiero quedarme solo con la emoción de tu presencia. Lléname para vivir en obediencia. Envíame a donde tú quieras. Que mi vida sea una respuesta continua a Pentecostés: no solo fuego en el alma, sino manos dispuestas, pies activos, y un corazón lleno de propósito. Amén.
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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global