Es Tiempo de Conectar, enero 13

“Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre.

¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.

Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto, mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.

Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara.
¡Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios.!” Salmo 139: 13 -17.

Entre más de siete mil millones de personas que habitamos el planeta tierra usted es único, sus huellas dactilares son únicas. Es increíble pero no hay dos personas en el mundo con las mismas huellas, lo que nos muestra que cada uno de nosotros es especial y diferente a todos los demás.

Y no solo tus huellas son únicas, ¡tú también lo eres! No existe otra persona igual a ti en todo el planeta. Incluso si tuvieras un gemelo, seguirías siendo diferente en muchas cosas;
los gustos, los intereses, las habilidades, el lugar de nacimiento, la familia, el idioma, la cultura te hacen una persona única.

El Rey David expresa en este salmo su asombro.

David se vio asimismo como una creación admirable y que tenía un propósito incluso antes de nacer. ¡Dios mismo lo estaba cuidando desde el vientre de su madre!

Una de nuestras hijas nos dio un regalo muy especial en esta Navidad y es que tiene dos meses de embarazo. En ese momento es un pequeño embrión que mide dos centímetros pero al leer en el internet nos damos cuenta que ya el cuerpo del bebé está formado, sus sistemas óseos, musculares, sus órganos, su corazón, casi todo. ¡Qué maravilla!

Dios es inmenso, es sublime y manifiesta y Su grandeza por medio de Su creación. De la manera que hizo al ser humano con tanto detalle, así es Su creación entera.

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Gen. 1:27.

Dios puso su sello sobre los seres humanos y expresa que somos criaturas racionales, dotados de inteligencia, voluntad y libertad. Es decir, con la capacidad de conocer y de trascender y dotó a los humanos de cierto tipo de conciencia, que no se les dio a los animales, a las aves ni a los peces.

La mayorìa sabemos que el propósito en la vida es más que comer, dormir, pagar las cuentas, tener una familia y después morir.

Tenemos cosas por aprender.
Tienes habilidades por desarrollar.
Tienes sueños por cumplir.

Jer. 33:3, “Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”

La oración de Jabez en 1 Crón. 4:10, debe ser nuestra oración a lo largo del año.

“Invocó Jabes al Dios de Israel diciendo: «Te ruego que me des tu bendición, que ensanches mi territorio, que tu mano esté conmigo y que me libres del mal, para que no me dañe.» Y le otorgó Dios lo que pidió.”

Gracias Dios por haberme creado de una manera tan maravillosa. Te pido que me ayudes a verme como tú me ves y a descubrir todas las habilidades que me has regalado. En el nombre de Jesús, amén.
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