Es Tiempo de Conectar, agosto 014
Hacer justicia y amar misericordia
“Hagan justicia al pobre y al huérfano; defiendan los derechos de los oprimidos y de los desposeídos. Rescaten al pobre y al indefenso; líbrenlos de las garras de los malvados…Andan errantes en la oscuridad mientras el mundo entero se estremece hasta los cimientos. Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra, porque todas las naciones te pertenecen.” Salmos 82:3-5,8.
El mundo clama cuando la justicia flaquea y Dios nos llama a ser defensores, no espectadores. No basta con indignarse… hay que actuar.
“Pues toda la creación espera con anhelo el día futuro en que Dios revelará quiénes son verdaderamente sus hijos.” Romanos 8:19.
En este salmo, Dios llama la atención sobre una realidad que sigue vigente hoy y es que hay pobres, huérfanos y explotados y oprimidos que necesitan ser defendidos. El Salmo 82 no está haciendo una sugerencia sino que está ordenando, como un mandato divino, hacer justicia y rescatar a los indefensos.
Nos dice, levántate y sé voz para quien no la tiene.
El desafío de los siglos es que la Iglesia salga de la comodidad de las cuatro paredes, de su zona de confort y tenga pasión por el perdido y por el débil.
Recuerdo las palabras del Rev. Martin Luther King quien dijo: “La pregunta más persistente y urgente de la vida es: ¿Qué estás haciendo por los demás?»
Y esta otra: “La medida definitiva de un hombre no es dónde se sitúa en momentos de comodidad y conveniencia, sino dónde se sitúa en momentos de desafío y controversia.”
La Escritura nos recuerda que no basta con observar el dolor o indignarnos ante la injusticia; Dios nos llama a actuar.
Bill y Wanda Perrow llegaron a Medellín en una época en que las calles del centro de la ciudad estaban pobladas y llenas de niños de la calle, pequeños que, para poder sobrevivir, se iban de sus hogares porque allí no encontraban techo, comida ni cuidado alguno.
Fue entonces cuando nos conocimos, y ellos me invitaron a sumarme a su naciente organización. Más allá de sentirme honrado, confieso que me sentí avergonzado y, al mismo tiempo, desafiado: unos extranjeros habían asumido la carga de actuar frente a una realidad que, en primera instancia, era responsabilidad del liderazgo local.
Los “errantes en la oscuridad” del versículo 5 representan a una sociedad sin dirección e indiferente que ha perdido sensibilidad por lo justo y lo bueno, por el dolor ajeno y cuyas fundamentos se estremecen ante el ataque contra la verdad y los valores espirituales y bíblicos.
Este pasaje nos desafía a ser la voz de quienes no tienen voz y así reflejar el corazón de Dios, quien es Padre de huérfanos y defensor de viudas (Salmo 68:5).
La justicia de la que habla la Biblia no es un mero ideal o una teoría, es un estilo de vida que produce acciones concretas: ayudar, proteger, denunciar el mal y promover la verdad.
Sugerencias prácticas:
Evalúa tu entorno: ¿A quién puedes defender o ayudar de manera práctica esta semana?
Ora por discernimiento: Pídele a Dios que te muestre injusticias que Él quiere que enfrentes.
Sé luz en la oscuridad: En un mundo confundido, vive de forma recta y visible para que otros encuentren esperanza en Cristo.
Oración:
Señor, abre mis ojos para ver la necesidad a mi alrededor. Dame valor para defender al indefenso y sabiduría para actuar conforme a tu justicia.
Que mi vida sea un reflejo de tu carácter, y que en todo recuerde que las naciones y sus pueblos te pertenecen. Amén.
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Creado y narrado por Juan Bravo. producido por Conectar Global