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Es Tiempo de Conectar, enero 14

Aprendiendo cómo orar

“Cuando ores, no hagas como los hipócritas a quienes les encanta orar en público, en las esquinas de las calles y en las sinagogas donde todos pueden verlos. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa. Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará. Cuando ores, no parlotees de manera interminable como hacen los gentiles.” Mateo 6: 5-7.

Qué privilegio que para orar no tenemos qué hacer un curso ni estudiar teología y Jesús mismo nos enseña cómo hacerlo.

Una vida de oración es muy importante porque te ayuda a desarrollar una relación con Dios. Al igual que tus padres aquí en la tierra, tu Padre Celestial quiere saber de ti y hablar contigo. Cuando oras, el Dios que hizo todas las cosas, que te hizo a tí, te escucha. Así que no esperes otra cosa que no sea que Dios conteste tus oraciones.

Él responde de muchas maneras, por medio de circunstancias, por medio de una impresión en tu espíritu, pensamientos, por medio de las Escrituras y aún por medio de otras personas.

La oración es un medio para comunicarnos con Dios, y su propósito principal es mantener la conexión con los cielos, que nos ayude a recordar que somos hijos de Dios, y que nuestra vida en la tierra tiene un propósito que va más allá de lo terrenal y humano.

En la Biblia encontramos a muchos que eran personas de oración y que fueron instrumentos de Dios para hablar a su generación.

Hoy Dios sigue buscando a hombres y mujeres de oración que influyan en su familia, en sus lugares de trabajo, en su comunidad y en su país.

Ana la profetiza, una mujer muy anciana que servía noche y día con ayunos y oraciones y fue testigo de la traída del niño Jesús al templo. Lucas 2:36.

Hombres como Daniel, Elías, Samuel o los mismos apóstoles dieron prioridad a la oración pues eran personas de oración y también de acción.

Daniel, a pesar de ser un alto funcionario en el reino Persa bajo el reinado de Darío, dio prioridad a la oración.

En Daniel 6:10 leemos:

«Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.»

Los enemigos de Daniel sabían que era un hombre de oración y utilizaron esto en su contra. Pero Dios promete recompensar públicamente nuestra devoción privada a Él, pues las victorias no se ganan en público, sino en privado.

Daniel estaba en problemas y su vida corría peligro, pero algo sucede cuando buscamos a Dios en oración y nos sintonizamos con Él, su favor nos rodea.

Podemos estar pasando peligros, a punto de caer en tentación o quedarnos sin trabajo pero Dios sabe que lo único que necesitamos es orar, porque al orar pedimos que Él intervenga.

Jesús nos anima a que vayamos a un lugar privado, donde nadie nos ve, cerremos la puerta y oremos privadamente.

Ir a un lugar privado significa que sólo estás tú y Dios, nadie más y le presentas tu vida, tu familia, tus compañeros de trabajo, tus motivaciones, tus luchas, todo. Es una oportunidad de mirar dentro de tu propia vida.

Pide que se abran las ventanas de los cielos y si tienes un mal diagnóstico en tu salud, una demanda legal, una deuda por pagar, arrodíllate y ora a Dios. Te recomiendo que comiences con adoración y acción de gracias y espera que así como Daniel fue librado de las bocas de los leones, te libre e intervenga de una manera sobrenatural.

La prioridad de Daniel era pasar tiempo a solas con Dios a lo largo del día, fue un hábito que implementó en su vida que nada ni nadie pudo interrumpir.

«Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño,
porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.» Daniel 6:22.

Dios está cerrando hoy bocas de leones que se levantaron en tu contra, voces que te condenaron y te juzgaron se tendrán que callar, porque Dios mismo las silenciará. Cada vez que buscamos a Dios, Él envía ángeles a guardarnos en todos nuestros caminos, ere nada menos que Su hijo (a) y Él te cuida». ¡Estás blindado (a)!

Te amo Señor, gracias por tus victorias que logro en las rodillas. Amén.

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