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Es Tiempo de Conectar, enero 15

La ley de sembrar y segar

“Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».
Entonces Dios dijo: «¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento. Y he dado toda planta verde como alimento para todos los animales salvajes, para las aves del cielo y para los animales pequeños que corren por el suelo, es decir, para todo lo que tiene vida»; y eso fue lo que sucedió.” Gen. 1:28-30

Encontramos en la creación el principio de la multiplicación, la multiplicación de la especie humana, de los animales, de las aves, de las semillas; todo lo que Dios creó tiene la capacidad inherente de multiplicarse.

“Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Gal. 6:7

Lo mismo ocurre en el mundo espiritual donde también se aplica este principio que dice que si siembras lo bueno, cosecharás lo bueno y si siembras lo malo, cosecharás lo malo . Esto significa que no puedes sembrar mal y luego esperar lo bueno. No puedes plantar maleza y cosechar flores.

Si siembras bondad, cosecharás bondad. Si siembras mentiras, injusticia, peleas o calumnias, cosecharás de lo mismo. Es importante decidir qué clase de cosecha espero recibir, es tu elección.

“La respuesta suave aplaca la ira, pero la palabra áspera hace subir el furor.” Prov. 15:1 significa que debemos sembrar paz.

“El que siembra vientos, cosecha tempestades.” Oseas 8:7

“Un hombre de negocios frecuentó por muchos años el mismo restaurante y siempre le gustaba que lo atendiera el mismo mesero, este mesero lo atendía bien, conocía sus gustos y siempre estaba pendiente de su cliente a lo que el hombre de negocios siempre respondía con propinas generosas.

Un día, después de muchos años, este empresario fue diagnosticado con una enfermedad renal crónica y los médicos le dijeron que necesitaba trasplante de riñón urgente pero era poco probable encontrar un riñón compatible,

No tenía muchas esperanzas de encontrar a un donante compatible y le dejó saber al mesero por la situación que estaba pasando. Pues resulta que el mesero era milagrosamente compatible y se ofreció a donar uno de sus riñones y como resultado de su generosidad alargó la vida del empresario.” Tomado de La Biblia en un Año.

Este empresario sembró generosamente y segó generosamente.

“Honra a tu padre y a tu madre. Ese es el primer mandamiento que contiene una promesa: si honras a tu padre y a tu madre, te irá bien y tendrás una larga vida en la tierra.”

He observado en muchas familias cómo esta ley de siembra y cosecha se cumple. Hijos que honran, cuidan y se preocupan por sus padres están sembrando semillas para una gran cosecha en su vida futura y viceversa, padres que abandonan a sus hijos pequeños es muy probable que terminen sus vidas en soledad.

El que siembra poco, poco cosecha; el que siembra mucho, mucho cosecha. Si deseas una gran cosecha en tu vida, tienes qué sembrar mucho. Nunca es tarde para corregir.

“Recuerden lo siguiente: un agricultor que siembra solo unas cuantas semillas obtendrá una cosecha pequeña. Pero el que siembra abundantemente obtendrá una cosecha abundante. Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar; y no den de mala gana ni bajo presión, «porque Dios ama a la persona que da con alegría».
Y Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten. Entonces siempre tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra para compartir con otros.” 2 Cor. 9:6-8

“No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra. Gal.: 6:7

Pablo escribe sobre la siembra para la carne y la siembra para el Espíritu, y la cosecha obtenida por cada tipo de siembra. Si quieres cosechar para el Espíritu, debes sembrar para el Espíritu.

Una vida pobre en oración, pobre en hospitalidad, pobre en ser sensible a las necesidades de los demás, pobre en compartir los recursos, va a recibir según haya sembrado.

Es hermoso cómo el agricultor cosecha mucho más de lo que siembra; si siembra semillas de naranja no sólo produce más semillas de naranjas, sino más naranjas que contienen semillas.

De la misma manera cuando sembramos para el Espíritu, incluso con cosas materiales, lo que cosechamos no son necesariamente cosas materiales, sino algo mejor, cosechamos vida eterna (Gálatas 6:8).

No damos dinero como una simple inversión o como un plan para ganar dinero, aunque confíamos que nunca saldremos perdiendo por dar.

La afirmación de que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará tiene aplicación más allá de dar y apoyar a tu iglesia y a sus ministros. Es una regla general, lo que obtenemos de la vida es a menudo lo que ponemos.

Propónte en obtener una gran cosecha este año, ora que Dios te de la capacidad de sembrar con abundancia.

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