
Es Tiempo de Conectar, junio 015
Buscando la Renovación en Cristo
«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.» 2 Corintios 5:17.
La renovación comienza con reconocer nuestra necesidad espiritual. Todos atravesamos momentos como si estuviéramos pasando por un desierto, sentimos nuestra vida espiritual apagada, desconectada o simplemente rutinaria.
La buena noticia es que Dios nos ofrece continuamente la oportunidad de un nuevo comienzo. No importa los errores que hayamos cometido o cuán alejados nos hayamos sentido de Él, siempre hay una oportunidad de volver a empezar.
«En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán.” Isaías 40:31.
Todos pasamos por momentos donde la vida parece detenida y sentimos que no hay progreso alguno. Oramos, pero no oímos respuesta. Anhelamos, pero no vemos posibilidades ni puertas abiertas. Ese lugar se llama estancamiento, y aunque incómodo, también puede ser formativo si dejamos que Dios obre en él.
El pueblo de Israel vagó por el desierto 40 años.
Elías se escondió en una cueva. Pablo pasó años en anonimato antes de ser contactado por Bernabé y así comenzar su ministerio. El estancamiento no siempre es pérdida de tiempo; muchas veces es el taller de Dios, donde nos forma en silencio antes de lanzarnos con propósito.
Diecinueve años de haber tenido una pequeña empresa de Artes Gráficas, fue un tiempo de formación, aprendí muchas cosas, me casé, tuve tres preciosas hijas, fuí parte de una comunidad de fe, un pequeño grupo de oración y también muchísimas pruebas, tentaciones y oportunidades de caer pero aprendí una palabra clave y es permanecer, no bajar la vara, luchar con el mundo, la carne y el diablo sabiendo que el estándar siguen siendo alto, la verdad no cambia y la santidad es el llamado.
Romanos 11:29, dice que “los dones de Dios y su llamado son irrevocables.”
Dios no ha olvidado tu llamado. No ha dejado de escribir tu historia. Él renueva, no solo tus fuerzas, sino también tu visión, tu pasión, tu esperanza, y tu confianza.
La renovación no siempre viene con ruido. A veces es como el rocío que cae de madrugada. Suave, pero suficiente para darte vida otra vez.
Tres preguntas claves:
¿Estás en una temporada donde todo parece detenido?
¿Has confundido el silencio de Dios con su ausencia?
¿Necesitas nuevas fuerzas hoy?
Reflexiona sobre tu vida espiritual. ¿Hay áreas que necesitan renovación? ¿Estás dispuesto a entregarlas completamente a Cristo para que Él pueda hacer algo nuevo en ti?
Pídele a Dios renovación, no solo para tus circunstancias, sino para tu interior. Porque cuando Él renueva tu corazón, el estancamiento deja de ser una trampa… y se convierte en un trampolín.
Y no le eches la culpa a tus circunstancias sino permanece enfocada(o) en quien eres en Cristo, confiesa la realidad de tu llamado y sirve donde Dios te ponga.
El Apóstol Pablo estuvo años encarcelado, encerrado, amarrado con cadenas, sin embargo nada de esto lo detuvo a continuar haciendo una contribución que llega hasta nuestros días, dos mil años después pues escribió algunas de sus cartas desde la cárcel.
Oración:
Señor, en este tiempo donde todo parece quieto, renueva mis fuerzas. Restaura mi esperanza. Ayúdame a confiar en que estás obrando, aunque no lo vea. Haz de este estancamiento un lugar de preparación, y de mi alma, un lugar de encuentro contigo. Amén.
Acción del día:
Dedica unos minutos en silencio para identificar específicamente las áreas de tu vida que necesitan renovación espiritual y escríbelas en una libreta o en tu teléfono. Pon estas áreas delante de Dios en oración, confiando en que Él tiene el poder para hacer todas las cosas nuevas.
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Escrito y narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global