
Es Tiempo de Conectar, mayo 017
El ajuste perfecto de las piedras
“ También ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual.…” 1 Pedro 2:5
“ Continuamos con la reconstrucción y levantamos la muralla hasta media altura, pues el pueblo trabajó con entusiasmo..” Nehemías 4:6
Dios reúne a Su pueblo como piedras vivas, colocadas una al lado de la otra con un propósito. No creas que esto es casualidad, es parte de un diseño arquitectónico. El muro se sostiene porque cada persona encuentra su lugar y decide seguir construyendo.
Dios no utiliza ladrillos; eso fue Egipto. Usó piedras, cada una con una forma, un ajuste y una posición únicas en relación con las demás. Los ladrillos son uniformes. Las piedras son esculpidas lo cual significa que el proceso de ajuste no es rápido ni sencillo sino que requiere tiempo, esfuerzo, alineación, precisión y confianza. Pero una vez colocado, el muro puede levantarse, porque cada pieza está unida en su lugar por la fidelidad, no por la fuerza.
Construimos a medida que juntamos las piedras
El muro de Nehemías no fue reconstruido por líderes perfectos. Fue reconstruido por familias, sacerdotes, orfebres y porteros, cada uno asignado a una sección del muro, trabajando juntos con todo su corazón.
Su unidad no provenía de la uniformidad sino que provenía de un propósito, de una visión compartida.
¿Qué pasó cuando llegó la oposición? No pararon sino que siguieron construyendo, con una mano en la obra y la otra empuñando la espada.
Esta es la comunidad del Reino: Es Unida, Blindada, Enfocada y Dependiente de Dios y de los demás.
Fricción y ajuste
Las piedras vivas no encajan fácilmente. Requieren una destreza específica con herramientas listas para la misión. Habrá fricción, pero eso no significa fracaso. La unidad no significa comodidad. Significa elegir permanecer unidos cuando más importa.
La fricción es lo que te ayuda a adoptar la forma correcta.
Quizás tu vecino esté moldeando tu paciencia.
Quizás el que está a tu lado esté suavizando tu orgullo.
Tal vez la tensión sea parte del proceso de unión, no una señal para alejarse.
El Pueblo de Dios no se formó aislado, y tú tampoco.
Ya seas judío o gentil, estás siendo conectado con el pueblo, con el llamado, con el pacto.
Este es el día para mirar dónde te ha unido Dios:
A tu iglesia
A tu familia
A Tu equipo
A tu tarea
¿Estás resistiendo el ajuste o por lo contrario te estás sometiendo con agrado a la colocación del Constructor?
Recibo mi lugar con agrado, dejo a un lado mis deseos y motivaciones egoístas por el objetivo mayor de construir el Reino. Señor, acompáñame a donde quieras que vaya. Permite que mi vida se adhiera a tu propósito, incluso si eso implica fricción. No quiero ser un obstáculo para nadie; quiero construir lo que perdura, y que lo hagamos juntos.
Preguntas claves:
¿Estás tratando de construir solo cuando Dios te ha llamado a unir fuerzas?
¿Quién en tu vida podría estar ayudándote a adquirir forma, incluso si es incómodo?
¿Cuál es tu sección del muro? ¿La estás construyendo con todo tu corazón?
No eres una piedra aislada, eres la unión del todo.
Oración de restauración:
Maestro Constructor, ubícame donde pertenezco. Moldea mi cuerpo para que encaje con las piedras a mi lado. Permíteme trabajar con todo mi corazón, no aisladamente, sino juntos.
Enséñame que la unidad no es solo estar al lado de alguien, sino estar unidos en amor, en una misma misión y con confianza. Amén.
Te animo a que hagas uno de nuestros cursos en www.conectarglobal.org que son sin costo alguno.
Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global