
Es Tiempo de Conectar, junio 018
Cuando lo que Dios promete produce es risa
«¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años y Sara ser madre a los noventa?» Génesis 17:17.
¿Alguna vez Dios te ha prometido algo… y te ha parecido tan ilógico que solo te produce risa? Pues a Abraham le pasó.
Tenía casi 100 años y Sara, 90, y de pronto, Dios vuelve a prometerles un hijo.
¿Cuál fue la reacción de Abraham?
“Entonces Abraham se postró rostro en tierra, y se rió.” (Génesis 17:17)
Y no fue una risa de alegría… fue una risa de “¿es en serio, Señor?”
A veces la promesa suena más loca que real
Imagínate a Abraham diciendo: “Señor, no sé si recuerdas pero ya no tengo edad para eso. Ya es tarde. Eso es imposible.”
Sin embargo, Dios no cambia sus planes sólo porque tu realidad cambió.
Números 23:19: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¿Lo dijo, y no lo hará?”
Cuando Dios te deja ver que quiere hacer algo por medio de tí, ¿también dudas?
Dice en Génesis que Dios por medio del ángel le repitió la promesa a Sara y ella también se rió.
Génesis 18:12 dice, “Por eso, Sara se rió para sus adentros y dijo: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya he envejecido y siendo mi señor también ya viejo?
Pero Dios se dirigió a ella con una pregunta contundente en Génesis 18:14: “¿Acaso hay algo imposible para el Señor? Dentro de un año volveré a visitarte en esta fecha y para entonces Sara habrá tenido un hijo.”
¿Sabes qué es lo hermoso? Dios no canceló la promesa por su duda sino que la cumplió a pesar de su escepticismo, porque Dios no necesita que lo entiendas todo con tu mente, sólo te pide que creas, que confíes y que esperes.
No cometas el error de Sara de querer ayudar a Dios.
El tiempo de Dios nunca es tarde
René Gómez, conocido como «Chispita» en el bajo mundo del crimen, creció en uno de los barrios más peligrosos de San Salvador. Desde joven se involucró en el mundo del crimen, pandillas y violencia. Su vida parecía perdida pero su madre oraba por él día y noche, incluso cuando él estaba preso o en fuga. Transcurrieron más de diez años sin señales de cambio.
Muchos le decían que era inútil seguir orando, que había llegado muy lejos en la vida de la droga y del crimen, pero ella siguió orando y creyendo que Su gracia podía alcanzar incluso a su hijo endurecido.
Un día, mientras René estaba en la cárcel, escuchó la predicación de un capellán y sintió que Dios le decía: “Esta es tu última oportunidad.” Lloró, se arrepintió, y entregó su vida a Cristo y Dios no sólo lo rescató, sino que lo levantó como evangelista entre pandilleros, llevando el mensaje de esperanza a los mismos lugares donde antes sembró muerte.
Hoy, “Chispita” predica en cárceles, escuelas y calles de América Latina, testificando el poder transformador de Dios. Su madre dice: “Esperé por más de una década… pero Dios nunca llega tarde.”
Yelitza vivía con su hijo en Venezuela en medio de una crisis profunda y como millones de compatriotas veía la necesidad de salir del país pero lo quería hacer legalmente. Oró por cuatro años para poder salir con el sueño de llegar a Perú y comenzar de nuevo. Muchos en su entorno tomaron rutas peligrosas e ilegales, pero ella decidió esperar en Dios y hacer las cosas correctamente.
Finalmente, una comunidad cristiana en Perú le extendió una invitación formal para servir como voluntaria en un ministerio de ayuda social. Hoy, ella dirige un comedor infantil en Lima y testifica:
“Esperar fue difícil, pero Dios me abrió la puerta correcta, sin que tuviera que forzar nada.”
¿Tienes un hijo perdido en la droga, una relación matrimonial sin posibilidades de arreglo, deudas imposibles de pagar?
Dios hoy te dice, “¿Hay algo demasiado difícil para mí?”
Oremos:
Señor, a veces me cuesta creer. A veces me produce risa como Abraham y Sara, porque lo que me prometiste parece imposible. Pero hoy decido levantar mi fe y recordar que tú no llegas tarde. Y que cuando tú prometes, tú cumples. Amén.”
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Escrito y narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global