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Es Tiempo de Conectar, enero 02
Vasijas Frágiles
Una leyenda hindú dice que “había una vez un cargador de agua en la India, tenía dos grandes vasijas que llevaba encima de sus hombros colgadas a los extremos de un palo.
Una de aquellas vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón; pero cuando llegaba la vasija rota, sólo tenía la mitad del agua.
Durante dos años completos esto fue así diariamente; desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su deber.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole así:
— Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo, porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.
El aguador, le dijo compasivamente:
— Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.
Así lo hizo la tinaja. Y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas, pero de todos modos se sentía apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
El aguador le dijo entonces:
— ¿Te diste cuenta que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo de todo el camino por donde vas y todos los días las has regado; y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar mi hogar. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.”
En una población mundial de 8 mil millones de personas, no hay nadie igual, todos somos únicos, menos mal, porque de otra manera, el mundo sería muy aburrido; sin embargo todos efectivamente tenemos algo en común, que todos somos imperfectos.
Reconocer esto implica aceptar al otro con sus diferencias y sus imperfecciones, y sobre todo, aceptarnos a nosotros mismos.
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas, todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.
Todos somos personas imperfectas por naturaleza y es por esto que es tan importante aceptar nuestras imperfecciones y permitir que de ellas broten flores hermosas para el jardín de Dios.
Ser vasijas sinceras, o sea sin necesidad de tapar las grietas con cera para que aparenten lo que no son.
Dios quiere usar estas imperfecciones, tus frustraciones, tus traumas, tus debilidades para que otros sepan que con el poder de Dios puedes superar cualquier obstáculo que has enfrentado en tu vida.
La autora y conferenciante cristiana internacional Joyce Meyer comparte sobre el abuso sexual y emocional a manos de su padre durante su infancia hasta su adolescencia.
Que había sido violada más de 200 veces y que su padre abusaba de ella al menos una vez a la semana, y que también abusaba de sus compañeros de clase y vecinos.
“Quiero compartir mi testimonio porque muchas personas han sido lastimadas y necesitan darse cuenta de que alguien ha superado sus luchas para que puedan tener esperanza.
Más que nada, quiero que sepas y realmente entiendas que cualquier persona que haya sido abusada puede recuperarse completamente si entrega su vida por completo a Jesús.”
Lucas 7:36-38,
“Uno de los fariseos invitó a Jesús a cenar, así que Jesús fue a su casa y se sentó a comer. Cuando cierta mujer de mala vida que vivía en la ciudad se enteró de que Jesús estaba comiendo allí, llevó un hermoso frasco de alabastro lleno de un costoso perfume.
Llorando, se arrodilló detrás de él a sus pies. Sus lágrimas cayeron sobre los pies de Jesús, y ella los secó con sus cabellos. No cesaba de besarle los pies y les ponía perfume.
Vs. 44-47,
“—Mira a esta mujer que está arrodillada aquí. Cuando entré en tu casa, no me ofreciste agua para lavarme el polvo de los pies, pero ella los lavó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos.
Tú no me saludaste con un beso, pero ella, desde el momento en que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no tuviste la cortesía de ungir mi cabeza con aceite de oliva, pero ella ha ungido mis pies con un perfume exquisito.
»Te digo que sus pecados —que son muchos— han sido perdonados, por eso ella me demostró tanto amor; pero una persona a quien se le perdona poco demuestra poco amor.”
Sólo Jesús puede sanar tu vida entera, traumas de abuso que producen adicciones en tu vida, cualquier trauma por grave que sea, llévalo hoy a Jesús en oración, entrega tus memorias, pide al Espíritu Santo que restaure tu vida y así como esta mujer pecadora amó mucho, el mundo en el cual vives quiere saber de tu amor por el Jesús que te ama sin condiciones.
Señor, quiero que florezcas y que tu hermosura se manifieste en mi vida, no hay nadie como tú, que me ama apasionadamente tal como soy.
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