Es Tiempo de Conectar, mayo 020

El que aún se está perdido

“ Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla?” —Lucas 15:4

“” Siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros… siendo enemigos de Dios , fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo.” —Romanos 5:8, 10

Antes de celebrar, debemos recordar que alguien sigue perdido. Recordemos que Jesús deja a los 99 para ir a buscar a esa persona.

¿Y si esa persona fuese alguien a quien amas o quizás fuese tu propio enemigo?

Llega un momento en la vida de todo discípulo en el que empezamos a experimentar la alegría de la madurez espiritual.

Hemos sido edificados.
Hemos sido restaurados.

Y hemos aprendido a llevar Su Presencia con nosotros, dondequiera que vamos.
Pero si no somos cuidadosos, podemos contentarnos con estar en el redil, rodeados por los 99, mientras que el UNO está perdido.

Puede ser alguien a quien amas o a alguien a quien evitas.
Esta persona podría ser alguien por quien has estado orando durante años. Alguien que se ha marchado. Alguien que desearías que volviera a casa, pero tal vez has perdido la esperanza de que lo hará.

O tal vez esa persona es alguien a quien preferirías que no volviera a casa.
Alguien que te traicionó
Alguien que te hizo daño
Alguien a quien, si eres honesto contigo mismo, has catalogado como “no digno”
Pero ¿qué hace Jesús? Deja a los noventa y nueve, no porque no importen, sino porque vale la pena buscarle.

Una vez fuimos esa oveja descarriada
Pablo nos recuerda: “ Siendo aún enemigos… Cristo murió por nosotros”.
Ninguno de nosotros entró al Reino por considerar que éramos dignos. Éramos los perdidos. Éramos los indignos. Éramos esa persona. Jesús no se dejó intimidar, no envió a nadie más sino que Él mismo vino a buscarte.

Así que ahora que te han encontrado, te encontraron con el fin de que te convirtieras en un buscador. ¿Podemos fallar en conformarnos con nosotros mismos que hemos entrado al Reino sin buscar al que todavía está faltando?

El Espíritu nos envía a la búsqueda

Esta es la razón por la que estamos llenos del Espíritu, no para quedarnos en el templo, sino para ser enviados localmente y a los márgenes de la sociedad.
El Espíritu no sólo consuela, sino que comisiona. Los perdidos no regresan al redil por simple casualidad, regresan porque alguien sale a buscarlos, buscándolos con amor, oración, valentía y a menudo con lágrimas.

No cuentes las bendiciones solo para ti, ten presente a aquellos que faltan por entrar.

¿Por quién necesitas orar nuevamente?
¿A quién has descartado, pero sabes en tu corazón que Jesús todavía le está buscando?
¿Estás dispuesto a influir con Su Presencia a esa persona?

Lo recuerdo, así que lléname de amor que sale a buscar. Lléname de la valentía que se necesita para ir a buscar a esa oveja descarriada. Una vez yo mismo estaba perdido y ahora no descansaré hasta encontrar a otros.

Preguntas claves:
¿Quién es aquella persona en tu vida a quien Jesús te ha puesto en mente?
¿Estás dispuesto a aplazar la celebración hasta que encuentres a aquel que aún está perdido?

¿Qué implica salir al rescate en lugar de simplemente disfrutar la restauración?
Jesús sigue buscando y a menudo envía a sus discípulos a liderar el camino.
Oración de restauración:

Pastor de mi alma, no me dejes olvidar que alguien aún falta por llegar. No permitas que me acomode tanto en tus pastos que olvide a quienes aún están lejos de casa. Dame valor para orar, para ir, para perdonar y para buscar. Y cuando los encuentre, ayúdame a traerlos de vuelta con alegría. Amén.

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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global

 

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