Es Tiempo de Conectar, agosto 021
El valor de Interceder por otros
“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que tienen autoridad…Esto es bueno y agradable delante de Dios, nuestro Salvador.” 1 Timoteo 2:1-3
Todos sin excepción somos llamados a ser personas que oran e interceden por otros. Es una característica de un cristiano auténtico.
¿Por qué debemos separar tiempo en oración si Dios ya lo sabe todo?
Porque la oración no cambia a Dios, sino que nos cambia a nosotros. Jesús dijo: “Su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes que se lo pidan” (Mateo 6:8).
Recuerda esta frase cuando estés pasando por una situación difícil, “No le digas a Dios cuan grandes son tus problemas, dile a tus problemas cuan grande es tu Dios.”
No oramos para informarle algo nuevo a Dios, sino para reconocer nuestra dependencia de Él. La oración nos moldea y nos conecta con su voluntad.
Oramos porque Dios decidió obrar en respuesta a la oración, no creó robots y aunque es soberano, escogió involucrarnos en sus planes. La Biblia está llena de ejemplos donde Dios actuó cuando alguien oró.
Elías oró que lloviera y así ocurrió.
Ana era estéril y oró por un hijo y Dios le dio al gran profeta Samuel.
La iglesia oró para que Pedro fuera liberado de la cárcel, y con la intervención de un ángel, las cadenas cayeron y las puertas de la cárcel se abrieron.
La oración es el medio que Dios estableció para liberar su poder en la tierra.
La oración es conversación personal con Dios. Puede incluir adoración, gratitud, confesión, petición personal y comunión con Él. Ejemplo: cuando Jesús oraba de madrugada buscando dirección del Padre (Marcos 1:35).
La intercesión es una forma de oración, pero con un enfoque en otros. Implica ponerse en la brecha, cargar en el corazón las necesidades de otra persona, comunidad o nación y presentarlas delante de Dios.
Por ejemplo cuando Abraham intercedió por Sodoma y Gomorra (Génesis 18:23-33) o cuando Jesús intercedió por Pedro (Lucas 22:32).
En resumen: Orar es hablar con Dios e Interceder es hablar con Dios en favor de alguien más, a veces incluso con lágrimas.
Ambas son necesarias: la oración nos mantiene conectados al corazón de Dios y la intercesión nos alinea con Su amor por los demás.
Oramos porque se fortalece nuestra intimidad con Dios. Así como en una relación humana no hablas con alguien solo para informarle cosas, sino también para disfrutar de su compañía, la oración es comunión. Es un diálogo, no solo una lista de peticiones.
Oramos porque Jesús nos dio ejemplo. Jesús mismo oraba constantemente, aunque conocía la voluntad del Padre y tenía todo el poder. Si Él lo hizo, ¿cuánto más nosotros?
Cuando los discípulos pidieron a Jesús que les enseñara a orar fue por una o muchas razones:
Porque querían imitar a Jesús, quizás porque sabían que la oración era una fuente de poder de Jesús. Porque deseaban vivir el mismo estilo de vida de Jesús.
Más que técnicas, buscaban aprender de su Maestro: oración con entrega, rendición y confianza total.
Los discípulos notaron que cada vez que Jesús se apartaba a orar, volvía con autoridad para enseñar, sanar o enfrentar oposición. Descubrieron que la oración era la base de su ministerio.
Jesús oraba de una forma diferente. Ellos conocían las oraciones tradicionales judías, pero en Jesús vieron intimidad, cercanía y confianza con Dios como Padre (Abba). No era un rito, sino una relación.
Comprendieron que orar no es algo automático. La oración no se aprende solo repitiendo fórmulas; se aprende viviendo en dependencia del Padre. Al pedirle a Jesús, estaban reconociendo: “Queremos orar como Tú, con tu pasión, tu fe y tu cercanía con Dios.”
Aplicación práctica
Haz una lista de 3 personas por las que vas a interceder esta semana: un familiar, un amigo o alguien que no conoce a Cristo.
Dedica 5 minutos diarios para orar por ellos.
Si es posible, hazles saber que estás orando por ellos: puede ser la mayor muestra de amor que reciban.
Establece el hábito de orar en familia. Ora antes de consumir los alimentos.
Oración
Señor, gracias porque alguien un día oró por mí. Pon en mi corazón la carga de interceder por otros. Que mis oraciones se conviertan en canales de tu gracia, tu perdón y tu poder. Amén.
Te animamos a que dones en el siguiente enlace https://conectarglobal.org/donaciones/ . Así nos apoyarás a seguir con este hermoso servicio de llegar a muchas más personas.
Y que hagas uno de nuestros cursos en www.conectarglobal.org que son sin costo alguno.
Creado y narrado por Juan Bravo. producido por Conectar Global