
Es Tiempo de Conectar, abril 023
Cicatrices y Clavos
“Tomás, uno de los doce discípulos (al que apodaban el Gemelo), no estaba con los otros cuando llegó Jesús. Ellos le contaron: —¡Hemos visto al Señor! Pero él respondió: —No lo creeré a menos que vea las heridas de los clavos en sus manos, meta mis dedos en ellas y ponga mi mano dentro de la herida de su costado.
Ocho días después, los discípulos estaban juntos de nuevo, y esa vez Tomás se encontraba con ellos. Las puertas estaban bien cerradas; pero de pronto, igual que antes, Jesús estaba de pie en medio de ellos y dijo: «La paz sea con ustedes». Entonces le dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos; mete tu mano en la herida de mi costado. Ya no seas incrédulo. ¡Cree! —¡Mi Señor y mi Dios! —exclamó Tomás.” Juan 20:24-28
Jesús pudo haber aparecido sin mancha, con una perfección gloriosa, sin rastro de los clavos que lo sujetaron ni de la lanza que lo atravesó. ¡Pero no fue así!
Le mostró a Tomás sus cicatrices, no para mostrar su sufrimiento sino para demostrar que había vencido. «Pon tu dedo aquí; mira mis manos. Extiende tu mano y métela en mi costado». Juan 20:27.
No es un gesto de vergüenza ni una concesión a la duda, es realismo de resurrección.
Jesús lleva a la eternidad las marcas de su misión porque sus heridas ahora forman parte de su gloria. El Reino no borra lo roto; lo redime. Jesús no oculta las cicatrices, las transforma.
No sólo que «Fui herido», sino que «Fui herido y me levanté. Fui traspasado, y ahora vivo».
Implicaciones del Reino
Hay un engaño sutil que dice: «Si Dios realmente está obrando, el dolor va a desaparecer». Pero la resurrección no nos hace olvidar la cruz sino que la transforma.
Jesús redime cada área de nuestra vida, especialmente las partes que tratamos de ocultar.
Buenas noticias
• Tus cicatrices no te descalifican.
• Tus pérdidas no son tu responsabilidad.
• Tu pasado no impide que recibas Su aliento de vida.
Él no te rechaza porque estés quebrantado sino que te invita a creer incluso en tu quebrantamiento, como lo hizo con Tomás. La lógica de la misericordia del Reino es que cuando te rindes, tus cicatrices se convierten en parte de tu historia. Tus heridas al ser sanadas por Él, se convierten en testimonio.
Cumplimiento del plan mesiánico
Este momento con Tomás no es algo que Jesús se haya inventado sino que es la manifestación visible de lo que Isaías profetizó siglos antes: «Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades… Por sus heridas fuimos sanados». —Isaías 53:5.
Jesús no sustituye la esperanza de Israel sino que la cumple en sí mismo y la extiende a las naciones. No promete una vida fácil y sin sufrimiento, sino que revela cómo el sufrimiento puede ser redimido.
Puntos Claves
Todos llevamos heridas en nosotros, algunas de ellas se notan pero otras las escondemos.
¿Y si el Jesús resucitado, como hizo con Tomás, te invitara a tocar sus heridas para que encuentres el valor de dejar que Él toque las tuyas? Él no se avergüenza de tu dolor sino que desea resucitar aquello que creías muerto.
¿Qué tal que tu cicatriz más profunda fuera usada para el lanzamiento de tu mayor llamado?
¿Qué tal que tu dolor fuera transformado en un instrumento de gracia?
Oración de Restauración
Señor, fuiste herido pero resucitaste, muéstrame tus manos de nuevo y permíteme ver tu costado. Quiero ver, no solo lo que soportaste, sino lo que superaste. Enséñame a llevar mis cicatrices no con vergüenza, sino con el propósito del Reino.
Redime todo aquello que he ocultado. Permíteme resurgir con el poder de la resurrección, no ocultando mis defectos, sino consciente de tu victoria. Amén.
Si esta reflexión ha hablado a tu vida, déjanos tu comentario, comparte con otros y suscríbete al canal.
https://www.youtube.com/channel/UCjAQ1K6ZSVAl0pheA3NVdIw
Te animo a que hagas uno de nuestros cursos en www.conectarglobal.org que son sin costo alguno.
Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global