Es Tiempo de Conectar, abril 024

Caminando con el Arquitecto Camino a Emaús

Dos discípulos confundidos. Un compañero inesperado, aproximadamente diez kilómetros de angustia… y un pan.

El Jesús resucitado no se les aparece dando un sermón, sino que simplemente se une a ellos, camina con ellos, escucha, abre las Escrituras, y luego, simplemente, se sienta… y parte el pan. Y en ese gesto cotidiano, lo reconocen.

«Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de su vista.» —Lucas 24:31

No fue solo el milagro sino que fue el modelo de transformación que implementó. Ya Jesús lo había hecho antes. Y lo que es más importante, Dios lo había hecho antes como leemos en Éxodo 24:9-11:

“Allí vieron al Dios de Israel…Aunque estos nobles de Israel pudieron contemplar a Dios, él no los destruyó. De hecho, compartieron una comida para celebrar el pacto, en la cual comieron y bebieron en su presencia.”

Ahora, camino a Emaús, Jesús, Dios encarnado y resucitado de la tumba lo hace una vez más. Abre la Palabra y luego ofrece cenar. Esta no es una tradición nueva, es la continuidad en el Reino de un patrón sagrado que siempre ha tenido un significado.

Ahora, en el camino a Emaús, Jesús quien es Dios hecho carne y habiendo resucitado del sepulcro, lo hace de nuevo. Abre las Escrituras, y luego parte el pan.

Esto no es una nueva tradición sino que es el ritmo del Reino y una continuidad de gracia que siempre ha tenido un profundo significado.

El modelo que implementó Jesús fue: caminar con los que duelen, escuchar antes de hablar, explicar las Escrituras y partir el pan.

El momento de compartir los alimentos cuando llegaron a Emaús es un momento clave pues.

Lo cotidiano cobra significado en el Reino.
La Palabra no es mera información sino restauración.
Compartir la mesa no es rutina, es revelación.

Jesús no explica ni enseña. Parte el pan. Comparte la mesa. Este es el código del Reino: Palabra y Cena. Espíritu, sacramento y sustancia. Revelación y relación. Las comidas sagradas, ya sea el cordero pascual, el maná en el desierto, el pan en Emaús o el pan en tu mesa, no son sustitutos sino que son invitaciones a la alianza eterna.

Cenas del Reino
Jesús no descarta las cenas tradicionales ni las espiritualiza hasta el punto de hacerlas desaparecer sino que las transforma participando en ellas.

• El pan sin levadura de la aflicción se convierte en el pan de la resiliencia y la restauración.
• El vino del recuerdo se convierte en la copa de la alegría del nuevo pacto.
• La cena compartida se convierte en el lugar donde el Rey Resucitado se revela.

La mesa del Reino es una continuación de la fiesta que comenzó en el Edén, siguió en el Sinaí, se aprecia en cada día de descanso y es redimida y extendida a través de Jesús a todo aquel que cree.

Puntos Claves
Jesús sigue caminando con los confundidos. Sigue abriendo las Escrituras. Sigue partiendo el pan.

1. ¿Te das cuenta del patrón que encontramos aquí?
2. ¿Estás construyendo tu vida en torno a la Palabra y la Cena?

Este proceso no es nuevo sino que es constante y contiene una revelación profunda. Es el proceso de construcción del Reino: la Escritura diaria y los encuentros sagrados para compartir el pan te moldean para que reconozcas a Jesús cuando está presente de maneras inesperadas.

Oración de Restauración:
Jesús, Verbo hecho carne, gracias por acompañarme en la confusión y por revelarte a través del pan y la Escritura. Permite que mis ojos se abran a tu presencia en los procesos sagrados que siempre has usado. Ayúdame a construir mi vida alrededor de tu mesa. Que cada comida sea santa. Que cada Palabra me purifique. Y que nunca más te extrañe en el camino. Amén.

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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global

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