Es Tiempo de Conectar, febrero 024

Dios cumple lo que promete

«Por lo tanto, diles: “Esto dice el Señor: Mis palabras no tardarán en cumplirse; lo que he dicho se cumplirá. Yo, el Señor, doy mi palabra.” Ezequiel 12:28

Al leer o escuchar esta Escritura te animo a recordar las promesas de Dios para tu vida.

Recordamos lo que nos decían nuestros antepasados que los negocios se hacían de palabra y la palabra era sagrada.

Recuerdo los primeros años de Conectar Global, cómo Dios nos habló Isaías 54: 2-4,

“Agranda tu tienda de campaña, extiende sin miedo el toldo bajo el cual vives; alarga las cuerdas, clava bien las estacas, porque te vas a extender a derecha e izquierda; tus descendientes conquistarán muchas naciones y poblarán las ciudades ahora desiertas. No tengas miedo, no quedarás en ridículo…”

Hasta el día de hoy nos hemos expandido y crecido en impacto en todo el mundo hispano hablante y no nos ha dejado ser avergonzados.

Hoy Dios te recuerda lo que ha prometido, y si por alguna razón se ha tardado, se va a cumplir.

¿Te ha dado promesas para tu matrimonio? Se va a cumplir.
¿Te ha dado promesas para tus hijos? Se va a cumplir.
¿Promesas de libertad financiera? Se va a cumplir.
¿Promesas de sanidad física? Se va a cumplir.
¿Promesas de que vas a prosperar en tus negocios? Se va a cumplir.

Procura que Dios te hable, que te dé una o varias promesas, pues,

¡Las promesas de Dios son especiales!
¡Las promesas de Dios nunca expiran!
¡Dios sigue siendo el Dios de milagros, que hizo llover maná del cielo!
¡Dios sigue siendo el Dios que derrotó a todos sus enemigos!
¡Dios sigue siendo el Dios que le dio la victoria a David sobre Goliat!
¡Dios sigue siendo el Dios que hizo que Abraham y Sara, siendo ancianos, fueran padres de multitudes!

Ese es tu Dios, un Dios que salva, que sana, te defiende y te quiere dar una promesa especial para todos los días del año. Cuando toda tu vida está en las manos de Dios, milagros suceden.

Cuando tienes una promesa, esa es tu herencia, es decir, tienes un derecho, un título legal, como hijo sobre las propiedades de tu Padre.

Nuestra confianza en Dios debe estar por encima de la confianza en nosotros mismos.
Confía en el Señor todos los días.

“’Pero bendito el hombre que confía en mí, que pone en mí su esperanza. Será como un árbol plantado a la orilla de un río, que extiende sus raíces hacia la corriente y no teme cuando llegan los calores, pues su follaje está siempre frondoso. En tiempo de sequía no se inquieta, y nunca deja de dar fruto. ‘ Jeremías 17:7-8

Cuando depositas toda tu confianza en Dios habrá grandes resultados. Serás bendito en el campo, bendito en tu trabajo, bendito en tu familia. Cuando pones toda tu confianza en Dios, no dejarás de producir fruto. ¡Su récord de cumplimiento es perfecto!

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