Es Tiempo de Conectar, abril 027

“Entonces los once discípulos salieron hacia Galilea y se dirigieron al monte que Jesús les había indicado. Cuando vieron a Jesús, lo adoraron, ¡pero algunos de ellos dudaban! Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos.” Mt 28:16-20.

Este pasaje conocido como La Gran Comisión o como El Mandato Misionero, no espera la certeza sino que aún en momentos de duda, Jesús confía su misión a quienes aún está formando.

Reflexión:
“ Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña que Jesús les había indicado. Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban.” Mateo 28:16-17

Aun después de la resurrección, incluso después del milagro, incluso después de que Jesús estuvo delante de ellos, no es difícil creer que algunos seguían dudando.

¿Y qué hace Jesús? No los reprende; les hace una encomienda.
“Jesús se acercó entonces a ellos y dijo: “Toda autoridad en el cielo y en la tierra me ha sido dada. Por tanto, vayan…» (Mateo 28:19).

Esta no es la historia de las élites espirituales, es la historia de verdaderos aprendices, aún en formación.

Este mismo patrón lo encontramos en Éxodo 3, cuando Moisés se paró frente a la zarza ardiente. Dios le dijo: « Ve al faraón». Y Moisés respondió: « ¿Y quién soy yo?».
Dios no respondió a la inseguridad y falta de confianza de Moisés, le respondió con una promesa: “Estaré contigo,” estas son las mismas palabras que Jesús pronunciaría en la montaña siglos después: “Yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo.”

La misericordia de Dios en medio de la duda
La duda no es enemiga de la fe; a menudo es la puerta de entrada a una formación más profunda. Muchos negarán a Jesús, no con palabras, sino con excusas tales como:

• “No estoy entrenado”
• «La he embarrado demasiado»
• “No soy lo suficientemente espiritual”
• “No soy un líder”
• «Realmente no me interesa. Tengo mi propia vida qué vivir.”

Pero Jesús, un Maestro lleno de misericordia, te invita haciendo preguntas. Él conoce tus limitaciones y no espera de ti perfección. Te invita a participar. No es por tu disposición, sino porque tiene el compromiso de guiarte a donde quizás no quieras ir.

Aprendices del Reino: Aunque no estemos preparados, somos enviados
La Gran Comisión no es para quienes lo tienen todo bajo control, sino aquellos que están dispuestos a obedecer mientras la formación aún está en marcha. No es solo un mandato para evangelizar, sino un llamado a discipular a todas las naciones. Y el discipulado comienza con ser moldeado por Jesús, incluso cuando uno tiene dudas.

Jesús les otorga:
• Autoridad – no la propia, sino la de Él
• La Tarea: discipular a las naciones
• La Seguridad – Él estará con ellos

De la misma manera que Dios le dijo a Moisés: “ Yo estaré con ustedes”, Jesús les dice a sus aprendices: “Yo estaré con ustedes siempre.” Ese es el verdadero fundamento del servicio: no por nuestra capacidad, sino por su fidelidad.
Puntos claves:

1. ¿En qué aspectos sientes que te estás frenando debido a la duda?
2. ¿Qué excusas pasan por tu cabeza?

Jesús no necesita tu currículum. Busca tu aprobación aunque venga de parte tuya con manos temblorosas y una formación inconclusa. Dudas, pero sigues escuchando… Sí dudas, pero sigues presente… Ya estás a medio camino. Ahora confía en Jesús y da el siguiente paso.

Oración de restauración:
Jesús, no siempre tengo confianza. No siempre me siento listo. Pero escucho tus palabras y confío en tu presencia. Fórmame mientras camino. Intercede ante mis excusas. Permite que mis dudas se conviertan en el lugar donde aprenda a apoyarme en ti. Te seguiré, incluso cuando no me sienta suficiente, porque estás conmigo. Amén.

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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global