Es Tiempo de Conectar, mayo 028

Ascendió para reinar, nos quedamos para esperar

“Fue arrebatado ante sus propios ojos, y una nube lo ocultó de su vista.” Hechos 1:9

“Poned la mira en las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.” Colosenses 3:1

“Luego vendrá el fin, cuando entregue el reino a Dios Padre… Porque es necesario que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.” 1 Corintios 15:24-25

La Ascensión no significa que Jesús nos haya abandonado, sino que ha tomado su lugar como Rey sobre todas las cosas y nos ha confiado Su misión mientras esperamos Su regreso. Entre la Resurrección y Pentecostés, aprendemos lo que significa vivir en el ya-pero-todavía-no con fe, santidad y sentido de anticipación.

La Ascensión no significa que Jesús se haya ido, lo que significa es que Jesús reina, que ha tomado su lugar, entronizado, exaltado y gobernando sobre un Reino que se está consolidando, incluso en este momento.

Los discípulos querían saber: «¿Es ahora el momento de restaurar el Reino a Israel?». Y Jesús los redirige, como suele hacer, no hacia una cronología, sino hacia la misión y la presencia.

Jesús asciende no para escapar, sino para reinar
El Cristo resucitado no se retira sino que asciende a un trono. Él es el Primogénito de entre los muertos, la Cabeza de la Iglesia y Aquel que debe reinar hasta que todos sus enemigos estén bajo sus pies (1 Corintios 15:25). No es una pausa, es una continuación de la obra redentora de Dios .

Y estamos atrapados en la tensión entre lo que Cristo ha hecho, lo que está haciendo ahora a través de nosotros y lo que completará cuando regrese.

La espera de diez días: una pausa sagrada
Después de la Ascensión, los discípulos no se fueron a celebrar con fuegos artificiales sino que se fueron con un llamado y una espera.

¡Diez días, sin Espíritu, sin poder, sólo con una promesa!
Y es aquí donde la vida del practicante se vuelve más aguda, porque esperar no es pasividad, sino una preparación intencional para lo que Dios está por hacer.
Se reúnen.

Ellos oran.
Siguen las instrucciones y se quedan cerca de Jerusalén.
Y preparan sus corazones para recibir el fuego del cielo que daría nacimiento a algo nuevo, poderoso y duradero.

Ascendió pero se queda cerca
Jesús no está ausente. Está presente de una manera diferente: reinando en gloria, pero obrando a través de su pueblo por el Espíritu. Colosenses 3 nos recuerda que nuestra vida ahora está escondida…en Él.

Lo cual significa que:
Nuestra confianza no reside en lo que podemos ver.
Nuestra santidad no es un proyecto, es una alineación con la realidad del cielo.
Nuestra misión no se retrasa, está en marcha, incluso durante la espera.

Preguntas clave:
¿Qué significa para ti vivir bajo la autoridad de un Rey al cual no puedes ver?
¿A dónde te está llamando Jesús a esperar, no con frustración sino con preparación?
¿Cómo sería tu vida si tuvieras la confianza en que la ascensión no es el final, sino el lanzamiento de algo más grande?

Oración de restauración:
Jesús que ascendió, que reinas en gloria, y en quien confío desde aquí. Enséñame a vivir bajo tu autoridad, a esperar con expectativa y a ser fiel en el espacio entre lo comenzado y lo que está por venir. Prepara mi corazón para recibir todo lo que aún envías. Amén.

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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global

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