Es Tiempo de Conectar, marzo 03

El Dios que nos ayuda en la debilidad

2 Corintios 12:6-10 «Si quisiera jactarme, no sería ningún necio al hacerlo porque estaría diciendo la verdad; pero no lo haré, porque no quiero que nadie me atribuya méritos más allá de lo que pueda verse en mi vida u oírse en mi mensaje, aun cuando he recibido de Dios revelaciones tan maravillosas.

Así que, para impedir que me volviera orgulloso, se me dio una espina en mi carne, un mensajero de Satanás para atormentarme e impedir que me volviera orgulloso. En tres ocasiones distintas, le supliqué al Señor que me la quitara. Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí. Es por esto que me deleito en mis debilidades, y en los insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte.»

Todos pasamos por debilidades y existen situaciones donde Dios decide pasar un scanner espiritual y nos muestra todos nuestros defectos y nos sentimos vulnerables y débiles. También hay circunstancias que no podemos cambiar y nos sentimos frustrados.

Quizá tú dices: Nadie sabe lo que estoy viviendo. Déjame decirte que Dios sí sabe y está obrando en tu vida. Él te dice: «Mi gracia es todo lo que necesitas, mi poder actúa en tu debilidad.»

No escondas tu debilidad porque es la mejor condición para ser fuerte en Dios. Todos tenemos áreas en las cuales somos débiles, áreas que nos limitan, nos frenan y no nos dejan seguir avanzando. Quizá son áreas relacionadas con nuestro carácter, algunas actitudes o motivaciones incorrectas que nos detienen para alcanzar nuestro máximo potencial pero Dios nos da la capacidad de controlar nuestras debilidades y no que nuestras debilidades nos controlen a nosotros.

Muchas personas viven engañadas porque niegan sus problemas y se esconden de sus debilidades.

Hay personas que están en vicios y no les gusta reconocer que tienen un problema. Otras, saben que su debilidad es la inmoralidad y prefieren esconder su pecado. Muchas personas tienen problemas con la ira y el enojo… y prefieren poner excusas y justificaciones para sus reacciones.

Si tratamos de negar o justificar nuestras debilidades nunca podremos ser libres de ellas. Otro error que solemos cometer es que identificamos nuestras debilidades pero para sentirnos culpables.

Tienen problemas de baja autoestima y lo único que hacen es sentirse mal al respecto.

Tienen problemas con sus pensamientos pero lo único que hacen es sentirse derrotados.

Tienen tentaciones sexuales pero lo único que hacen es sentir remordimiento.

Si queremos lo mejor de Dios para nuestras vidas debemos ser honestos con nosotros mismos, reconocer nuestros errores y es ahí cuando estamos dando el primer paso para permitir que Dios transforme nuestra debilidad en fortaleza.

Romanos 8:26 «Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.»

Dios te dice: «Aún cuando no tengas fuerzas, Yo estaré contigo.»

El Espíritu Santo está intercediendo por ti, mientras tú duermes tranquilo, Él sabe lo que te espera en el día y ora por ti. Cuando nos sentimos solos, Jesús nos tiene cargados y nos ayuda en medio de nuestra debilidad.

Mateo 26:41 “Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.”

Todos tenemos buenos deseos, todas las personas quieren ser libres de los vicios, todos quieren ser libres de la ira, todos queremos en el fondo vencer nuestras debilidades pero querer y tener buenos deseos no son suficientes.

Jesús nos enseñó que si queremos vencer nuestras tentaciones, debemos orar. Si tú quieres convertir tu debilidad en una fortaleza, debes orar cada mañana. Es decir, le debes pedir a Dios que te ayude y que te fortalezca para enfrentar esa debilidad y vencerla en el Nombre de Jesús.

Ahora, lo que hace la oración es que te fortalece por dentro, de modo que cuando viene la tentación o la dificultad tú ya puedes estar preparado y mantenerte firme, quizá podrás tambalear pero no caer. La oración fortalece nuestros músculos espirituales, nuestro hombre interior y nos prepara para resistir el día en que somos probados.

Jesús nos dio ejemplo de esto cuando antes de enfrentar la cruz oró y le pidió ayuda a su Padre y la Biblia dice que un ángel vino y lo fortaleció. Yo me pregunto… si el mismo Señor Jesús necesitó orar para enfrentar la prueba, cuánto más nosotros.

1 Samuel 30:6 «Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.»

¿Tú no sabes qué hacer? Fortalécete en Dios, búscalo cada día como Padre, como Amigo, como Consolador. No solo tú deseas fortalecerse en Dios sino que Él quiere fortalecerte.

Salmos 89:21 «Mi mano estará siempre con él, Mi brazo también lo fortalecerá.”

Nuestros problemas no son más grandes que nuestro Dios.

No uses tus palabras para describir la situación, usa tus palabras para cambiar la situación.

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