Es Tiempo de Conectar, noviembre 03

“Y Dios el Señor dio al hombre la siguiente orden: «Puedes comer de todo árbol del huerto, pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque el día que comas de él ciertamente morirás.»” Génesis 2:16-17.

¿Por qué se le ocurrió a Dios poner el árbol de la ciencia del bien y del mal en el Jardín del Edén? ¿Qué pretendía con esto?

Para dar a Adán y a Eva una oportunidad de elegir; obedecerlo o desobedecerlo. Adán y Eva tenían toda la tierra para ejercer dominio y mayordomía y eran libres de hacer lo que ellos quisieran, excepto el comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.

Una de las cosas más maravillosas de DIos es que dio a Adán y a Eva, y nos da a todos nosotros, la oportunidad de elegir, si no hubiera sido así, Él hubiera creado unos robots que harían aquellas cosas para las cuales estaban programados hacer, pero no fue así sino que nos dio la capacidad de elegir.

En nuestra jornada diaria de caminar con Dios y experimentar libertad debemos ir a la raíz de nuestro problema y entender por qué estamos separados de Dios y por qué somos esclavos del pecado.

Génesis 3 es la primera ocasión cuando se menciona que el hombre es separado de Dios. Las personas que Dios mismo creó tomaron una mala decisión que causó esta separación.

¿Cómo ha afectado la Caída del hombre a la humanidad?

Romanos 5:12 dice, “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un solo hombre, y por medio del pecado entró la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”

Son muchas y de gran alcance las consecuencias de la caída de Adán y Eva, pero la más trascendental es que perdieron la intimidad y la cercanía con el Creador y entró la muerte tanto espiritual como física, entró verguenza y fue el comienzo del hombre de esconderse.

Nuestro pecado nos separa de Dios, nos quita la capacidad de ser personas libres y lo peor es que nos volvemos siervos de nuestros propios impulsos pecaminosos que pueden ser la codicia, el egoísmo, el juzgar a otros, concupiscencia tanto de los ojos como de la carne.

“y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” Col 1:20

Si estás buscando ser libre, si estás buscando tener una relación íntima con el Padre, el punto de partida es que aceptes que eres pecador y que Jesús pagó por tu pecado algo que nunca podremos hacer nosotros mismos.

Dios es santo y perfecto y nunca podremos hacer lo suficiente para agradarle. No es por las cosas buenas que hagamos, no es tantas veces que reces, que no faltas en la iglesia, que pagues promesas, lo único que el Padre acepta es el sacrificio de Su Hijo en la Cruz.

¿Cuáles fueron las consecuencias del pecado de Adán y Eva?

Adán y Eva fueron separados de la presencia de Dios, esta fue la mayor tragedia.

Tanto ellos como sus hijos experimentarían enfermedades, dolor y muerte física. Debido a su transgresión, Adán y Eva sufrieron también la muerte espiritual; eso significaba que ni ellos ni sus hijos podrían caminar ni hablar cara a cara con Dios.

Pero es maravilloso el amor de Dios que nos busca y nos anhela. Mencioné que Dios no quiere robots, El tampoco es un motor que produce energía, es un Padre lleno de compasión que envió a Jesús para buscar y salvar lo que se había perdido.

EL hombre nace apartado de DIos en pecado original, por esto es que Jesús le dijo a Nicodemo que tenía que nacer de nuevo, del agua y del Espíritu.

Además de todas la consecuencias que trajo la desobediencia de Adán fue que se creó una separación de Dios.

El hombre se esconde detras de sus máscaras, pero Dios nos anhela y quiere caminar y restaurar la relación.

Aunque no veas a Dios en tu desierto, por medio de Jesús Él envía al Espíritu Santo para que esté allí contigo. Aunque no puedas ver a Dios, puedes tocarlo por medio de tu fe. Dios va a tu encuentro, pero no huyas de tu problemas, no le eches la culpa a nadie, espera en Su promesa porque Dios ha escuchado tu aflicción.

¡En medio de las tormentas, apóyate en Dios!

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