
Es Tiempo de Conectar, abril 030
Esperen el Don
“’Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: «No se vayan de Jerusalén hasta que el Padre les envíe el regalo que les prometió, tal como les dije antes.” Hechos 1:4
Comienza el conteo. Esperar no es ser pasivo sino que es un acto sagrado de preparación para un bautismo diferente: uno que nos capacita para vivir las buenas obras preparadas de antemano.
“»A partir del día que sigue al día de descanso —el día en que lleves el manojo de grano para que sea levantado como una ofrenda especial— contarás siete semanas completas.” Levítico 23:15
La espera comienza, no como ociosidad, no como indecisión sino como formación.
A los aprendices de Jesús se les instruyó que no se movieran, no predicaran ni actuaran—hasta que llegara el regalo prometido. No era un tiempo de espera pasiva, era un tiempo de formación divina.
Durante siglos, el pueblo de Dios ha contado los días desde Pésaj hasta Shavuot (Pascua hasta la Fiesta de las Semanas) como una forma de moldear su vida espiritual. Eran siete semanas de santa anticipación, un tiempo de anhelo y preparación para recibir el pacto en el Sinaí. En esa antigua tradición, cada día era un proceso de formación espiritual, un camino que llevaba desde la redención hasta la revelación.
Ahora, a la luz de la Resurrección, reconocemos que Jesús vivió ese mismo patrón. Al igual que los primeros discípulos, nosotros también caminamos estos 50 días, esperando una renovación distinta del pacto: la llegada del Espíritu Santo para habitar en nosotros.
Aunque ya han pasado diez días desde el Domingo de Resurrección, nos damos cuenta de que, sin saberlo, hemos estado Contando el Omer: queremos ser refinados, moldeados y preparados por la mano santa y justa de Dios.
Hoy comenzamos a nombrar ese ritmo con intención, reconociendo los profundos paralelos entre lo antiguo y lo nuevo. No caminamos entre tradiciones separadas, sino dentro de una misma historia sagrada que sigue latiendo.
Somos desafiados a avanzar sin olvidar el pasado, sino abrazarlo, y entrar de lleno en la obra que Dios, desde siempre, ha estado tejiendo entre nosotros.
Vale la pena esperar la promesa de un bautismo diferente
Jesús habla de un bautismo diferente. No solo de agua, sino de fuego y Espíritu. Un bautismo que no solo limpia, sino que fortalece. Este bautismo no es externo, es una transformación interna.
Es la presencia del Dios vivo que viene a morar no sólo entre nosotros, sino dentro de nosotros, para guiarnos, llenarnos y moldearnos para hacer la obra preparada desde antes de la fundación del mundo.
¨Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.” Efesios 2:10
Aprendizaje del Reino: La espera que forma
Esta espera es una formación santa. Es la transición entre creer y llegar a ser. Entre seguir y ser llenado. Entre la restauración y la liberación para la misión. Los discípulos no serían los mismos después de estos días. Y nosotros tampoco.
Puntos clave:
1. ¿En qué aspectos de tu vida intentas adelantarte al Espíritu?
2. ¿Y si esa espera que tanto resientes es, en realidad, el tiempo en que el Espíritu está cimentando tu vida?
Esperar no retrasa la obra; esperar es parte de la obra. Contamos los días no para llenar el tiempo, sino para fortalecer la confianza.
Antes de nacer, ya habías sido llamado. Hoy, eres bautizado, sumergido en un propósito que no tiene fin.
Oración de Restauración:
Señor Jesús, decido esperar, no con miedo ni impaciencia, sino con fe. Bautízame no solo con agua, sino con fuego. Que tu Espíritu llene los espacios en mí que aún se están formando. Enséñame a confiar en el tiempo de Dios.
Prepárame para la obra que ya estaba en tu corazón antes de conocerte. Que esta sea una santa cuenta regresiva hacia un llamado santo. Amén.
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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global