Es Tiempo de Conectar, marzo 031

La fe en medio de lo inexplicable

“Enseguida Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se adelantaran al otro lado, a Betsaida, mientras él despedía a la multitud. Cuando se despidió, fue a la montaña para orar.” (Marcos 6:45-46)

Los discípulos acababan de presenciar la milagrosa alimentación de 5.000 personas. Ahora, Jesús los envió en una barca para que se adelantaran mientras Él iba a orar. 

Mientras luchaban contra el viento y las olas, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua. Aterrorizados, pensaron que era un fantasma. Pero Él los llamó: “¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo” (v. 50). 

Cuando subió a la barca, el viento se calmó, pero sus corazones permanecieron asombrados; no entendían lo que acababa de suceder.

Este pasaje nos recuerda que incluso aquellos que estaban más cerca de Jesús, quienes habían caminado con Él, presenciado milagros y escuchado sus enseñanzas de primera mano, experimentaron momentos de duda, confusión y dureza de corazón. 

Los discípulos fueron testigos de cómo Jesús multiplicó alimentos para miles de personas, pero cuando se enfrentaron a lo inexplicable (Jesús caminando sobre el agua), se cerraron en sí mismos, incapaces de procesarlo.

Jesús no tiene miedo de enfrentarse a las tormentas de nuestra vida o a nuestra incapacidad para procesar su obra. Se acerca a nosotros en medio de nuestras luchas, ofreciéndonos seguridad y su presencia. La fe no exige una comprensión total, pero sí exige perseverancia y confianza. 

El hecho de que no podamos explicar o comprender algo no significa que debamos rendirnos.

Cuando llegaron a Genesaret, la gente reconoció inmediatamente a Jesús y le llevaron a los enfermos. Creían que con tan solo tocar el borde de su manto los sanaría, y así fue. 

Su fe en su poder contrasta con la dureza del corazón de los discípulos. Esta yuxtaposición nos recuerda que la fe es a menudo más fuerte en aquellos que reconocen su necesidad de Jesús, incluso si no lo entienden del todo.

Puntos claves
Jesús interviene en nuestras luchas y tormentas
En medio de nuestra confusión o dureza de corazón, Jesús nos encuentra con su presencia y paz. Él no se deja intimidar por nuestras dudas o temores.

La fe no depende de la comprensión
Los discípulos luchaban por comprender lo que estaban experimentando, pero Jesús no los condenó. La fe crece en la tensión entre lo que sabemos y lo que no podemos explicar.

La fe lleva a la acción
Los habitantes de Genesaret no dudaron en llevar a sus enfermos a Jesús. Su fe se demostró con sus acciones, lo que nos recuerda que creer a menudo implica pasos audaces hacia Jesús.

Reflexión
Al igual que los discípulos, podemos enfrentar momentos en los que no entendemos lo que Jesús está haciendo en nuestras vidas. Las tormentas pueden resultar abrumadoras y lo inexplicable puede endurecer nuestros corazones. Pero Jesús no se da por vencido con nosotros: entra en nuestra confusión sin condenarnos. 

La gente de Genesaret nos recuerda que debemos seguir llevando nuestras necesidades a Jesús, confiando en que Él es capaz de hacer lo que nosotros no podemos. La fe no significa que siempre entendamos; significa que seguimos creyendo.

Oración
Señor, gracias por encontrarnos en las tormentas de la vida y por no darnos la espalda cuando nuestro corazón se endurece. Ayúdanos a confiar en Ti aun cuando no entendamos lo que haces. 

Fortalece nuestra fe y enséñanos a perseverar. Que podamos llevarte nuestras necesidades y las de los demás con confianza en Tu poder y Tu amor. Amén.

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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global

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