Es Tiempo de Conectar, mayo 031

La Unidad en el Aposento Alto

«Todos se unían constantemente en oración…» Hechos 1:14
«Ruego también por los que creerán en mí por medio de su mensaje, para que todos ellos sean uno…» Juan 17:20–21

«Él es la cabeza del cuerpo, la iglesia…» Colosenses 1:18

Antes de que llegara Pentecostés, Jesús hizo una oración especial por la unidad, la unidad basada en Él mismo. Los creyentes que esperaban no estaban unidos por la personalidad o la política, sino por el señorío de Jesucristo. Esa es la única clase de unidad que el Espíritu honra.

Vivimos en una época en la que a menudo se confunde la unidad con compromisos logrados entre varias personas. La unidad bíblica no se forma bajando los estándares, se forma poniendo en alto y sobre todas las cosas a Jesús. Los 120 creyentes en el Aposento Alto no se unieron para sentirse cómodos los unos con los otros. 

Vinieron porque Jesús les dijo que lo hicieran. Y se quedaron porque le creyeron. No estaban unidos por una cultura, clase o preferencia compartida. Estaban unidos en Cristo y en la verdad de Su Palabra.

El único tipo de unidad que importa
En Juan 17, Jesús oró por la unidad, pero no a expensas de la santidad. Podemos estar unidos y, sin embargo, tener diferencias. Un cuerpo está compuesto por muchos miembros. El Espíritu Santo equipa con muchos dones y el fruto del Espíritu es tan amplio como variado.

El oró por un pueblo que:
Cree en la verdad del mensaje de los apóstoles
Vive bajo Su autoridad como Rey
Refleja Su relación con el Padre al mundo que lo observa

«Que todos ellos sean uno, Padre, así como Tú estás en mí y yo estoy en ti…» Esto no es una unidad de carácter sentimental. Es la unidad del pacto basada en el señorío de Cristo y moldeada por la Palabra inmutable de Dios.

Colosenses 1 nos dice que Jesús es la Cabeza de todo el cuerpo. No es una idea, una cultura o un movimiento. Jesús es el Rey. Lo que significa que la unidad no es algo inventado por nosotros sino que es algo que recibimos cuando nos rendimos al mismo Señor.

Eso es lo que sucedió en el Aposento Alto:
No discutieron sobre la estrategia de la misión
No formaron comités ni se pusieron tareas por ejecutar
Los apóstoles se dedicaron a la oración y esperaron la promesa
No los unía la visión, sino la obediencia. La unidad prepara el camino para recibir el poder.

El Espíritu no descendió sobre individuos dispersos sino sobre un pueblo reunido, alineado bajo la autoridad de Jesús. Y todavía lo hace. La unidad prepara el altar. La verdad proporciona la estructura. La santidad lo prepara para el fuego.

Conclusiones claves:
¿Estoy verdaderamente unido con el Cuerpo de Cristo, o solo con aquellos que creen como yo?
¿Someto mis opiniones, heridas y preferencias al Señorío de Jesús?
¿Mi unidad se basa en la verdad, o solo en un acuerdo temporal?

Oración de Restauración:
Rey Jesús, quiero ser parte de un cuerpo que está unido en Ti, sin concesiones, sin confusión. Hazme valiente en la verdad y suave en el espíritu. Enséñame a amar a los que te siguen, incluso cuando diferimos en experiencia o personalidad. Y que mi obediencia sea parte del Aposento Alto que todavía estás construyendo hoy. Amén.

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Escrito por Jen Wilson, narrado por Juan Bravo, producido por Conectar Global

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