Es Tiempo de Conectar, noviembre 04
Los Obstáculos de la Vida
Uno distingue con facilidad a una persona que ha tenido una transformación espiritual, pues cambia sus hábitos, cambia su lenguaje, el tipo de persona con quienes se relaciona, pero es una ilusión pensar que al tener cercanía con Dios todos sus problemas desaparecen.
La diferencia radica en que los seguidores de Cristo tienen el Espíritu de Dios trabajando en sus vidas al surgir los diferentes retos.
Jesús comprendió este principio y afirmó en Juan 16:33, “Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo.”
y en Mateo 6:34, “»Así que, no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. ¡Ya bastante tiene cada día con su propio mal!”
Te aseguro que antes del medio día de cada día, ya estás enfrentando la preocupación del día.
Sin embargo los obstáculos o sea las tormentas revelan el material del que estamos hechos, las tormentas de la vida forman nuestro carácter, nos ponen en nuestras rodillas y desatan nuestro máximo potencial.
Los obstáculos hacen crecer nuestra fe. Y la mejor forma de vencer una tormenta es enfrentándola.
No te rindas cuando pases por tiempos de tormenta, lo primero que debes hacer es afirmar tu vida en Cristo.
Pablo tenía como meta llegar hasta Italia para llevar el evangelio hasta allí, emprende el viaje hacia Roma para encontrarse con el César sin embargo tuvo que enfrentar una gran tormenta camino a Roma.
Romanos 15: 22-24,
“Por esto muchas veces no me ha sido posible ir a visitarlos; pero como no me queda más tarea pendiente en estas regiones, y como desde hace muchos años deseo ir a verlos,
iré a visitarlos ahora que vaya a España. Espero verlos cuando pase por allá, y que me ayuden a continuar con mi viaje, luego de haber disfrutado de su compañía.
Hechos 27:13-26,
«Cuando comenzó a soplar un viento suave del sur, creyeron que podían conseguir lo que querían, así que levaron anclas y navegaron junto a la costa de Creta.
Poco después se nos vino encima un viento huracanado, llamado Nordeste, que venía desde la isla. El barco quedó atrapado por la tempestad y no podía hacerle frente al viento, así que nos dejamos llevar a la deriva. Mientras pasábamos al abrigo de un islote llamado Cauda, a duras penas pudimos sujetar el bote salvavidas. Después de subirlo a bordo, amarraron con sogas todo el casco del barco para reforzarlo. Temiendo que fueran a encallar en los bancos de arena de la Sirte, echaron el ancla flotante y dejaron el barco a la deriva.
Al día siguiente, dado que la tempestad seguía arremetiendo con mucha fuerza contra nosotros, comenzaron a arrojar la carga por la borda.
Al tercer día, con sus propias manos arrojaron al mar los aparejos del barco. Como pasaron muchos días sin que aparecieran ni el sol ni las estrellas, y la tempestad seguía arreciando, perdimos al fin toda esperanza de salvarnos.
Llevábamos ya mucho tiempo sin comer, así que Pablo se puso en medio de todos y dijo: Señores, debían haber seguido mi consejo y no haber zarpado de Creta; así se habrían ahorrado este perjuicio y esta pérdida. Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo, porque ninguno de ustedes perderá la vida; sólo se perderá el barco.
Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo, y me dijo: No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el emperador; y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo.
Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo. Sin embargo, tenemos que encallar en alguna isla».
Cuando tus anhelos y deseos están alineados con los propósitos de Dios, Él te ayuda a que los cumplas.
Pablo fue un hombre comprometido que lo dio todo y aun caminando en su llamado, enfrentó grandes obstáculos y tormentas.
¿Qué aprendo de esto?
Que no estamos exentos de problemas, de enfretntar obstáuclos incluso cuando estamos sirviendo a Dios.
Cuando veas que los obstáculos son gigantes, recuerda que Dios está contigo y que te puede dar la victoria.
No importa el tamaño del obstáculo, tienes un Dios más grande.
Los grandes capitanes no se forjan en la orilla del mar sino en medio de él. No es la ausencia de tormentas lo que nos da la paz al navegar por la vida, sino la presencia de Dios en medio de lo más recio de la tormenta.
¿Nuestra actitud? ¡Aferrarnos a Dios!
Hechos 27:44,
“y que los demás usaran tablas, o algunos restos de la nave. Fue así como todos pudimos llegar a tierra y salvarnos”
Dice que, aunque la tormenta despedazó el barco, todos llegaron a salvo a la isla porque se aferraron a las tablas y maderos del barco.
¿Cual es tu tabla de salvación en medio de los obstáculos y tormentas de la vida?
Justo en medio de lo peor de la tormenta, Pablo recibió la revelación de que todos los que iban en el barco se iban a salvar, ¿de qué te pegas tu?
¿De tus amigos, de malos hábitos, te entregas a la depresión, te das por vencida(o)?
¡A pesar de que Pablo no sólo enfrentó este obstáculo sino muchos otros en su camino a Roma, Dios cumplió su sueño y allí vivió el resto de su vida!
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