Es Tiempo de Conectar, diciembre 05

Éxodo 33:13-17 NTV
“Un día Moisés dijo al Señor:

Tú me has estado diciendo: “Lleva a este pueblo a la Tierra Prometida”. Pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. Me has dicho: “Yo te conozco por tu nombre y te miro con agrado”. Si es cierto que me miras con buenos ojos, permíteme conocer tus caminos, para que pueda comprenderte más a fondo y siga gozando de tu favor. Y recuerda que esta nación es tu propio pueblo.

El Señor le respondió: Yo mismo iré contigo, Moisés, y te daré descanso; todo te saldrá bien.

Entonces Moisés dijo: Si tú mismo no vienes con nosotros, no nos hagas salir de este lugar. ¿Cómo se sabrá qué me miras con agrado a mí y a tu pueblo si no vienes con nosotros? Pues tu presencia con nosotros es la que nos separa a tu pueblo y a mí de todos los demás pueblos de la tierra.

El Señor contestó a Moisés: Ciertamente haré lo que me pides, porque te miro con agrado y te conozco por tu nombre.”

¿Cuando fue la última vez que hiciste una oración similar a la que hace Moisés?
¿Quieres estar seguro(a) que tus planes y proyectos son del agrado de Dios?
¿Que eres consciente que sin el favor y la ayuda del Espíritu Santo no vas a tener éxito, sea levantando una familia, haciendo alguna inversión, comprando un nuevo vehículo o una nueva vivienda?

¿Quieres estar seguro(a) que Dios se agrada de tu vida?

¡La manera de Moisés es la mejor manera al simplemente decirle a Dios: si tú no apruebas mi iniciativa, si tu presencia no va conmigo, me quedo, no me voy a mover ni un centímetro!

Estar en la presencia de Dios, orando y estudiando Su Palabra es clave para no cometer errores y en vez de ir de victoria en victoria ir de fracaso en fracaso.
Salmo 37:5, “Encomienda al Señor tu camino; confía en él y él actuará.”

A muchos les puede la ambición o se dejan engañar por las apariencias y en vez de parar y consultar a Dios, se equivocan una y otra vez.

“Pero el Señor le dijo a Samuel: No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón.” 1 Sam. 16:7 NVI.

¡Te invito a que corras a Su presencia pues es el mejor antídoto contra el fracaso!
Sin embargo no nos exime que tengamos que pagar un precio y enfrentar enemigos que se ponen en nuestro camino, así que luchar con todas tus fuerzas no es una opción.

2 Corintios 4:17 (NTV) «Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades!”

Las dificultades que experimentamos son pequeñas y momentáneas; la situación que estás atravesando no va a durar para siempre, te lo garantizo.
“En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.” Heb. 12:4

De la manera que las estaciones del año son temporales, las crisis también pasan en algún momento, los problemas son una estación, pero Dios permite esas dificultades porque van a producir en ti algo que nunca has visto.

Recuerda que Dios puede hacer cualquier cosa, pero sólo hace lo que declaras, así que tengamos mucho cuidado con lo que hablamos porque esta estación es temporal; gracias a Dios las circunstancias y los tiempos cambian así que te animo a que cayes esas voces y a que domines esos sentimientos y cuando se te acaben las palabras, adora a tu Dios.

Jesús dijo que las luchas nunca van a parar y las dificultades tampoco y de igual manera no te van a matar así que no te lamentes tanto, levántate firme como buen soldado de Jesucristo y sigue dando la pelea.

No hay peor lucha que la que no se hace así que piensa que esto va a ser pequeño y momentáneo y que lo más importante es que Dios está de tu parte y que te agarras de la mano del Omnipotente.

Confía en que Dios va a cumplir Su Palabra.
Isaías 42:1-4
“«Éste es mi siervo, a quien sostengo, mi escogido, en quien me deleito; sobre él he puesto mi Espíritu, y llevará justicia a las naciones. No clamará, ni gritará, ni alzará su voz por las calles. No acabará de romper la caña quebrada, ni apagará la mecha que apenas arde.

Con fidelidad hará justicia; no vacilará ni se desanimará hasta implantar la justicia en la tierra. Las costas lejanas esperan su enseñanza.»”

Tú eres esa persona que muchos personas esperan que les enseñes.

El pueblo de Israel esperó cuarenta años, David quince, Jacob esperó por Raquel catorce, Jesús esperó tres años para cumplir su sueño de morir por nosotros.
¿Qué fue lo que los hizo esperar?

La confianza en que Dios no iba a fallar sino que iba a cumplir Su Palabra.
Señor Jesús tu eres todo lo que necesitamos, te hago mi principio y mi fin.

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