▷Dios, El Altísimo

Es Tiempo de Conectar, julio 05

Dios, El Altísimo

Salmos 21:7 dice: «El rey confía en tu amor, y tú, Dios altísimo, no lo dejarás fracasar.»

Este salmo me recuerda no sólo que Dios no nos deja fracasar, sino que, aunque nos sintamos pequeños, Él es grande. Dios quiere que lo conozcas como EL ELYÓN, que significa: El más Alto, El Dios Altísimo.

Génesis 14:19: «y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra.»

Dios tiene una bendición para ti también y no tienes un Dios pequeño sino que tienes un Dios grande, un Dios que se llama así mismo el Altísimo.

Y si Dios es grande, sus hijos están destinados a la grandeza.

Puedes sentirte pequeño hoy, que no tienes nada, que no vales nada, pero Dios te dice «te bendigo como el Dios Altísimo.» ¿Dime sí esa bendición no es muy grande? Nunca digas que eres pequeño, porque Dios te ha llamado a ser cabeza y no cola, a estar encima y nunca debajo.

Dios no mira lo que mira el hombre, sino que mira el corazón, y tú tienes todo cuando confías en el Dios Altísimo.

Gedeón era un joven nada importante, quien luego de un encuentro con Dios llega a ser juez de Israel y el libertador de esa nación. ¿Quiénes eran los jueces? En la época de Moisés, éste estaba sobrecargado con la tarea de atender personalmente a cerca de 600,000 personas, así que su suegro le aconseja que levante personas idóneas que lo ayuden a gobernar y establecer justicia dentro del pueblo de Dios. (Ex. 18:13-26)

En ese entonces el Señor había entregado a Israel en manos de los madianitas. Ellos atacaban constantemente a Israel y les robaban los alimentos, las cosechas y el ganado. Esto hizo que los israelitas vivieran escondidos en cuevas y cavernas. Pero un día el joven Gedeón escondido en el lagar de su padre, sacudiendo el trigo, se le apareció el ángel de Jehová quien le dijo que Dios salvaría a Israel por medio de él, a lo que Gedeón respondió.

Jueces 6:15ª: “Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.”

La tribu de Manases no era una tribu importante y Gedeón no era el primogénito. Pero el Dios Altísimo lo manda hacer algo que desafía su pequeñez y lo hace mirar la grandeza de Dios.

Cuando tú conoces al Dios Altísimo y le obedeces, estás destinado a alcanzar grandes cosas, hay semillas de grandeza dentro de ti. Un gran propósito de Dios en ti.

Tú no has nacido para perder, tú has nacido para ganar, porque el Dios Altísimo no pierde una batalla. Tú tienes sangre de campeón corriendo por tus venas.

Tú eres más que vencedor por medio de aquel que te amó. Tú vas a alcanzar y vas a cumplir tu destino.
Mientras diez espías veían a gigantes, y que ellos se veían como enanos frente a ellos, Josué y Caleb veían al Dios Elyon, el Altísimo, más grande que cualquier gigante o adversidad.

No pienses que tus problemas son grandes. El único que es grande y Altísimo es tu Dios.

Salmo 97:9 «Porque tú eres el SEÑOR, el Altísimo sobre toda la tierra, muy excelso sobre todos los dioses.»

Dios nos llama, a ti y a mí, para algo grande. “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.” Génesis 12:2

El Dios Altísimo dice: tú serás una nación grande, toda tu familia será de bendición, ojo, no es que tendrás bendición, sino que tú serás bendición. Él Dios Altísimo promete engrandecer tu nombre. Antes, tu familia no tenía buena reputación, era conocida por «algo negativo,» «todos endeudados,» «todos mentirosos,» «todos enfermos,» mucho alcoholismo, mucho desorden, pero Dios te dice hoy: «ya no más,» desde ahora se llamarán bendición porque el Altísimo los ha bendecido.

Salmo 57:2-3 dice: «Clamaré a Dios Altísimo, al Dios que me favorece. El enviará desde los cielos y me salvará de la infamia del que me acosa.»

Él día que clamas al Dios Altísimo, Él te favorece, te libra de los que te oprimen.

Podrás decirle: Señor no importa mis circunstancias, yo te creo, tu estás a mi favor y tengo tu gracia, por donde quiera que vaya, Señor, no importa mi enfermedad, yo te creo mi Dios Altísimo, la enfermedad dobla rodilla ante tu nombre.

Señor no importa si mis amigos me dan la espalda, yo creo que tú te levantas a pelear mis batallas. Señor no importa si el mundo está en crisis, yo te creo que veré abundancia y bendición.

Salmo 55:16: «En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará.»

La fe proclama que Dios es la máxima autoridad del universo: El Altísimo. Ni tu pasado, ni tu presente, ni tus recursos, ni tus circunstancias son una excusa para vivir una vida mediocre, el día que clamamos a Él, nos recata y nos salva.

No importa si vienes de un pueblo pequeño, de una familia insignificante, con una casa pequeña, de cuna humilde, desde hoy en adelante toma la decisión de vivir en grande.

Salmo 7:17 «Alabaré a Jehová conforme a su justicia, Y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.»

La vida es demasiado corta para vivir una vida mediocre y sin propósito pero cuando somos amigos del Dios Altísimo estamos destinados a vivir en grande.

Ya no miraré mis problemas como gigantes y no los engrandeceré, porque tengo un Dios más grande, muy fuerte, es el Altísimo Dios y Él está conmigo.

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