✅Fe en su Palabra

Devocional diario agosto 06

Fe en su Palabra

Marcos 4:26-29, 35-41

«Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. 

Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado. 

Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?»

El v.26 nos dice: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.

Toda semilla tiene cosecha, ¡Así es el reino de Dios! Tienes una semilla que es pequeña a tus ojos, una promesa que lleva años sin cumplir, una palabra que Dios te dio tiempo atrás y que es como una semilla. Hoy Él te dice que ya tienes la semilla, dormirás, te levantarás y no sabrás como…pero tu cosecha viene.

Hay personas que no pueden dormir en las noches y que están afanados porque no tienen trabajo, porque tienen cuentas por pagar, y se sienten abrumados. Pero si tienes una semilla, y crees que Dios te la dio, dormirás tranquilo, te levantas y tu no sabes cómo…pero Dios te dará tu cosecha.

¡Prepárate porque gran cosecha recogerás! Dios no es deudor de nadie, él ha visto tus lágrimas, Él ha visto tus ofrendas, y esa fe, esa semilla, será la llave de tu gran cosecha. 

La palabra de Dios es una semilla. Es decir que cuando Dios nos da una palabra, nosotros tampoco vamos a saber cómo, sin embargo nos dará la cosecha de esa palabra.

Jesús les enseñó claramente acerca de la FE cuando les dijo: «vamos al otro lado,» es decir tu vas a un nuevo nivel, elevas tu fe y crees por lo que se viene, tu irás al otro lado de la situación en la que vives, irás al otro lado con Jesús… “y los discípulos salieron con Jesús en la barca.» 

Pronto se desató una tormenta tan feroz que la Barca se hundía, y cuando iban para abajo le dijeron, ¿maestro no te importa que nos ahoguemos?

¿Dónde está vuestra fe? Esa es la pregunta ¿dónde dejaron la fe?

Acaba de enseñarles que la palabra es como la semilla que hay qué sembrar, luego se duerme y no sabe cómo va a suceder, pero cuando crees en Dios, puedes descansar tranquilo y eso es lo que hacía Jesús, «Él dormía.»

Cuando Jesús dice «vamos al otro lado,” significa precisamente eso, «vamos al otro lado,»  estate tranquilo, puedes comprender que todo va mal, con diagnósticos no favorables, puedes ver la rebeldía de tus hijos, los papeles del divorcio, recibes noticias de que tu familia se desmorona, pero te informo que la palabra de Dios nunca vuelve a Él vacía y Dios cumplirá lo que te ha dicho!

Hebreos 1:3

«El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.»

Cuando Él dice algo, todo el universo se sostiene con su palabra. Hoy sostente de esa palabra de tu Dios, tenle fe que pasarás al otro lado y por más dura que sea la tormenta, » estarás seguro.»

Isaías 43:2

«Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán.»

Hay algo que olvidaron los discípulos y es que Jesús estaba en la barca y es lo que quiero recordarte. ¡No estás solo!

Había una vez un alpinista experimentado que clavó estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura, pero quedó suspendido por los aires sin ver absolutamente nada en medio de la terrible oscuridad, no le quedó más que gritar: 

«¡Ayúdame Dios mío, ayúdame Dios mío!»

De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó: «¿Qué quieres que haga?»

Él respondió: «Sálvame, Dios mío.»

Dios le preguntó: «¿Realmente crees que yo te puedo salvar?» «Por supuesto, Dios mío,» respondió.

«Entonces, corta la cuerda que te sostiene,» dijo Dios.

Siguió un momento de silencio. El hombre se aferró más a la cuerda y se puso a pensar que sería difícil creerle a Dios. Al día siguiente, el equipo de rescate llegó en su búsqueda, lo encontró muerto, congelado y agarrado con fuerza con las dos manos a la cuerda, colgado a sólo DOS METROS DEL SUELO…

El alpinista no fue capaz de cortar la cuerda y simplemente tener FE en su Palabra.

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