Es Tiempo de Conectar, julio 06

Dios es mi Sanador

Si estás experimentando una enfermedad, quizás es el momento de conocer a Dios como tu sanador pues Jesús fue el que dijo que no había venido al mundo por los aliviados sino por los enfermos.

Éxodo 15:25-27 «Así que Moisés clamó al Señor por ayuda, y él le mostró un trozo de madera. Moisés echó la madera al agua, y el agua se volvió potable. Fue allí, en Mara, donde el Señor estableció el siguiente decreto como una norma para probar la fidelidad del pueblo. Les dijo: «Si ustedes escuchan atentamente la voz del Señor su Dios y hacen lo que es correcto ante sus ojos, obedeciendo sus mandatos y cumpliendo todos sus decretos, entonces no les enviaré ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios; porque yo soy el Señor, quien los sana».

Después de salir de Mara, los israelitas viajaron hasta el oasis de Elim, donde encontraron doce manantiales y setenta palmeras. Y acamparon allí, junto a las aguas.»

Dios no envía la enfermedad, sino que envía la sanidad.

Salmo 103:3 dice que: «Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades».

No hay enfermedad que tu Dios no pueda sanar. Si te diagnosticaron que para lo tuyo no había cura, que era un mal congénito, que ni tu dinero ni siquiera una intervención quirúrgica cambiarían el diagnóstico, Dios te dice: yo revierto el diagnóstico, «tú estás sano,» repite conmigo: «yo estoy sano porque Jesús en la cruz pagó por mi sanidad.»

1 Pedro 2:24 dice: «Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, ustedes son sanados».

Dios se reveló a sí mismo como un sanador, diciendo, “Yo soy Jehová tu Sanador.” Este es literalmente uno de los nombres que tiene Dios. Él es “Jehová Raphá”, que significa “Dios tu Médico,” “El Dios que te sana.” Dios es por naturaleza sanador. Dios nos está diciendo: Ese es quien yo soy.

En Mal. 3:6 dice la Biblia “Porque yo Jehová no cambio…” Dios es por naturaleza el Dios que sana, y su naturaleza nunca ha cambiado y nunca cambiará. Si Dios fue un sanador en aquel tiempo, es también un Dios Sanador hoy. Si era médico en aquel tiempo, es nuestro médico hoy también, porque Él no cambia, algo que me da esperanzas para saber que Dios me va a sanar.

Éxodo 23:25 dice: “Sirve solamente al Señor tu Dios. Si lo haces, yo te bendeciré con alimento y agua, y te protegeré de enfermedades.”

¿Qué hacía Jesús cuando se encontraba con personas enfermas? ¡Los sanó a todos!

Mateo 12:14-15: “Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle. Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos. “

Si tú le sigues y lo haces de cerca, Él te va a sanar. La voluntad de Dios es tu sanidad divina. 3 Juan 1:2 dice: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.»

Cuando Dios el todopoderoso te da una promesa es para creerla, no para guardarla.

Proverbios 4:20-22: “Hijo mío está atento a mis palabras, inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos, guárdalas en medio de tu corazón. Porque son vida a los que las hallan y medicina a todo su cuerpo.”

La palabra de Dios es tu medicina, es todo lo que necesitas. Puede que sea difícil creer las promesas de Dios al principio porque las circunstancias físicas a lo mejor te están gritando exactamente lo opuesto a lo que la Palabra de Dios dice.

Así que concéntrate en ver la Palabra de Dios cumplida y no a las evidencias, sino a lo que te da el Espíritu Santo.

Ana lloraba y oraba amargamente por tener un hijo y no fue cualquier oración, fue una oración que rompió los cielos para obtener una respuesta. ¿has orado así? ¿Has orado con todo tu ser?

Marcos 11:23: “Porque de cierto de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho, por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá.”

Job fue un hombre que a pesar de todo lo que le tocó vivir siempre recordó a Dios como su salvador, sanador y su todo. No importa cómo te sientas, o cómo lo sientas a Él, la verdad es que te ama y se preocupa por ti, Él tiene el control y Él te salvará.

Job 13:15 «He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; no obstante, defenderé delante de él mis caminos.»

Job confiaba en Dios y en sus promesas por encima de todo.

Job sencillamente se había aferrado con todo su corazón a sus promesas.

¡Quizá eso es lo único que tenía, una promesa de Dios y quizá lo único que tú tienes es una promesa, entonces aférrate a ella!

Job pudo pasar ese momento de dificultad gracias a que confiaba en la palabra de Dios.

Te animo a leer el Salmo 103, Isaías 53 y el Salmo 91 y permite que Dios se revele a tu vida como el gran sanador.

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