Es Tiempo de Conectar, abril 08

Esperando lo mejor… El Espíritu Santo

Los apóstoles tuvieron la mejor instrucción pues vivieron con Jesús durante tres años, comieron con Él, durmieron a Su lado, lo oyeron predicar, etc. Si alguna vez hubo un grupo de personas que tuvieron todas las posibilidades de vivir una vida cristiana auténtica, fueron los apóstoles. Nadie recibió mejor ejemplo, mejor motivación, nadie pudo formarlos mejor y trabajar en su carácter que el mismo Jesús. Sin embargo, en su último encuentro con Él, Él les dijo que aún no estaban listos sino que les faltaba algo.

Hechos 1:4-5 NBD “Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: No se alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado: Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo…”

Los discípulos debían esperar la venida del Espíritu Santo. Ya no eran importantes las experiencias pasadas de haber hecho milagros como cuándo Jesús envió a los setenta a predicar. No importaba que, ante Su predicación, Jesús hubiera visto a Satanás caer como un rayo, no importaba el pasado con experiencias tan enriquecedoras, ¡les faltaba el Espíritu Santo!

El Espíritu Santo era necesario para que vivieran vidas con fruto fueran efectivos al predicar, testificar y hacer milagros. Bien nos dice: Juan 15:5c «… Separados de mí no pueden ustedes hacer nada.»

Para lo que estás haciendo y ora conmigo conmigo en este momento:

“Dios es en tu presencia donde recargo mis fuerzas. Es allí donde me llenas de tu gloria, de tu poder y me das descanso.

Hoy decido vivir en tu presencia y nunca separarme de ti. Recuérdame el pacto que hicimos hace muchos años, pacto donde te dije que serías mi Dios y que mientras viva, te alabaré sin reservas, sin condiciones y sin límites… Estoy dispuesto a hacer tu voluntad.”

El Espíritu Santo es quien nos capacita para que Cristo viva Su vida en nosotros. No es simplemente desechar lo malo y vivir de acuerdo con los principios bíblicos. Sino que se trata de que nuestra vida quede escondida en Cristo y sea Él quien viva Su vida en nosotros, a través del Espíritu Santo.

Sencillamente tú y yo lo necesitamos hoy pues la vida cristiana es imposible de vivir sin la ayuda y la dirección del Espíritu Santo.

Zacarías 4:6 NBD “No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor Todopoderoso—”

Mientras no seamos llenos del Espíritu Santo, haremos todo con mucho esfuerzo y no entraremos en ese descanso de Dios porque no estamos haciendo las cosas en Su poder, sino en nuestras fuerzas.

Por eso, cuando Jesús asciende a los cielos, cincuenta días después y tal como lo había prometido, nos envía al Espíritu Santo durante la Fiesta llamada “Pentecostés o Fiesta de las Semanas.”

La Fiesta de Pentecostés era una fiesta que conmemoraba, entre otras cosas, el día en que Moisés recibió las tablas de la ley en el Monte Sinaí, cincuenta días después de haber salido de Egipto.

La palabra Pentecostés significa “quincuagésimo” o “cincuenta días”. Y como no hay coincidencias, el Espíritu Santo vino a los discípulos justo en esta fecha,

Hechos 2:1-4,

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.”

A partir de ese momento, las vidas de todos los presentes fueron transformadas.

Así, cuando abras tu corazón para recibir de Dios, tu vida nunca más será la misma después del toque de Dios.

Los apóstoles ya no estaban escondidos ni temerosos, sino que se llenaron de osadía y empezaron a hacer la obra con poder de lo alto.

Pedro, quien no mucho antes había negado a Jesús, empieza a predicar con poder y miles de personas se convirtieron. ¡Sólo se necesitaron dos prédicas!

Así mismo, Dios quiere tocarte a través de Su Espíritu Santo y que tus áreas débiles se conviertan en tus áreas fuertes, para que en ti se vea el poder de Dios y Dios sea glorificado.

Depende del Espíritu Santo, no te apoyes en tu propia prudencia, reconoce a Dios en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas…

No busques excusas para vivir alejado de Dios y si quieres encontrar una, encuentra una buena excusa para pasar tiempo en Su presencia.

Permite que Dios llene esas áreas en tu vida que aún quieres controlar y deja que Él las controle para que puedas recibir los dones del Espíritu Santo, sus regalos. Él quiere el 100% de nuestras vidas pues Él quiere darnos el 100% de Él.

Prepara una habitación, organiza una cita divina, haz lo que sea necesario, quizá eliminar radicalmente ciertas amistades que te alejan de Dios, pero decide de corazón seguirlo, seguirle de cerca y por siempre.

Ora conmigo: “Espíritu Santo, hoy quiero preparar mi corazón, no para una enseñanza para mi día a día, sino para que cuando pases revista por mi corazón, encuentres un lugar donde habitar, una casa preparada para ti. Anhelo que encuentres un corazón apasionado por ti, por conocerte y por entregarte todo. Y si ves que las palpitaciones han bajado, hoy te pido… ¡Avívame, vuelve a soplar en mi aliento de vida!

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