Es Tiempo de Conectar, enero 10
Llegó tu tiempo de favor
“El rey David averiguó si había alguien de la familia de Saúl a quien pudiera beneficiar en memoria de Jonatán, y como la familia de Saúl había tenido un administrador que se llamaba Siba, mandaron llamarlo. Cuando Siba se presentó ante David, éste le preguntó: ¿Tú eres Siba? —A las órdenes de Su Majestad—respondió.
¿No queda nadie de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el *nombre de Dios? volvió a preguntar el rey.
Sí, Su Majestad. Todavía le queda a Jonatán un hijo que está tullido de ambos pies, le respondió Siba. ¿Y dónde está?
En Lo Debar; vive en casa de Maquir hijo de Amiel.
Entonces el rey David mandó buscar la casa de Maquir hijo de Amiel, en Lo Debar. Cuando Mefiboset, que era hijo de Jonatán y nieto de Saúl, estuvo en presencia de David, se inclinó ante él rostro en tierra. ¿Tú eres Mefiboset? le preguntó David.
A las órdenes de Su Majestad, respondió.
No temas, pues en memoria de tu padre Jonatán he decidido beneficiarte. Voy a devolverte todas las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante te sentarás a mi mesa.
Mefiboset se inclinó y dijo: ¿Y quién es este siervo suyo, para que Su Majestad se fije en él? ¡Si no valgo más que un perro muerto!
Pero David llamó a Siba, el administrador de Saúl, y le dijo: Todo lo que pertenecía a tu amo Saúl y a su familia se lo entrego a su nieto Mefiboset.” 2 Samuel 9:1-9
En ese encuentro David le dijo a Mefiboset: «… has pasado momentos duros, has perdido a tu familia, te quitaron tus tierras, pero Mefiboset, te tengo buenas noticias, llegó tu tiempo de favor.»
Quizá al igual que Mefiboset, también has pasado por momentos difíciles, has sufrido la pérdida de un ser querido, has visto muchas oportunidades pasar delante de ti y sientes que la vida se te está yendo de las manos pero Dios quiere que sepas que:
“Ha llegado tu tiempo del favor de Dios sobre ti.”
Mefiboset había vivido casi toda su vida en Lodebar que significa en el hebreo original: «Un lugar de desolación.» No era el mejor barrio o el mejor lugar para vivir en Israel sino que era un lugar donde se podía respirar la pobreza, el fracaso, la depresión y la soledad.
David le dijo a Mefiboset: «Tus días en Lodebar se terminaron, desde hoy vas a vivir en mi casa y vas a comer en mi mesa.»
Es lo mismo que Dios quiere que sepas: “Tus días en ese lugar de desolación, se terminaron. Ha llegado el momento de sentarte en la mesa con el Rey.
Llegó tu tiempo de vivir una vida de paz, de alegría y de abundancia, de disfrutar del banquete que tu Padre Celestial tiene para ti.
El rey David nos está enseñando en este pasaje lo que nuestro Padre Celestial quiere hacer en la vida de cada uno de sus hijos.
¿Qué significa, ha llegado tu hora de favor?
La primera cosa que David trajo a la mesa fue misericordia.
V.3“…no ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios?”
Lo primero que Dios quiere hacer contigo en este tiempo es mostrarte su gracia y su misericordia que son nuevas cada mañana.
Podemos acercarnos confiadamente a la mesa del rey porque hace 2000 años en una cruz, Jesús ganó un lugar para nosotros en esa mesa.
Lo segundo que David trajo a la mesa es confianza.
V.7 «Y le dijo David: No tengas temor.»
Mefiboset había crecido toda su vida en una prisión de temor: Su familia había sido asesinada brutalmente por los filisteos y su abuelo Saúl, había declarado a David como su enemigo más acérrimo. David al contrario quiso devolverle la confianza.
El diablo siempre va a querer atacar nuestra confianza en Dios. Él va a querer que dudes y que pienses que nada va cambiar, que todo en tu vida va seguir igual o peor.
Muchas veces hemos estado esperando una respuesta de Dios y pasa el tiempo y sentimos como que no nos va a escuchar o que está distante de nosotros pero en este tiempo Dios te está diciendo que a pesar de todo, a pesar de los errores de tus antepasados: «No temas,Yo estoy contigo.»
Dios quiere devolverte la confianza de que este año será mejor, quiere devolverte la confianza en un futuro mejor.
Dios quiere que este año le creas a Él y vayas por más.
El rey trajo restitución a la mesa.
V.7, “Te devolveré todas las tierras de tu padre.”
Hay muchas cosas que quizás el diablo te ha robado en los últimos años, te ha podido haber robado finanzas, familia pero llegó el tiempo de tu restitución.
Cuando Dios nos restituye, lo que está haciendo es hacerle pagar al diablo lo que nos ha robado. Y cuando Dios le hace pagar al diablo, se lo hace pagar con intereses y multiplicado.
El rey trajo futuro y esperanza.
V.7, “Y tú comerás siempre en mi mesa.”
David no le dijo… te invito esta noche a mi mesa. El rey no le dijo… te invito este fin de semana a mi mesa, le dijo… comerás siempre en mi mesa.
Dios te está invitando a sentarte a Su mesa todos los días de tu vida.
Tu futuro no está en Lodebar, tu futuro está en la mesa del Padre. A partir de hoy, todos los días serán especiales porque llegó tu tiempo de favor.
Por muchos años, Mefiboset vivió sin ninguna esperanza pero cuando tuvo un encuentro con el rey, todo cambió y algo que se había ido de su vida, volvió… La esperanza.
El Rey trajo abundancia y promoción.
v.9, “…todo lo que fue de Saúl y de toda su casa yo lo he dado al hijo de tu señor.”
Mefiboset había vivido en escasez y necesidad, hasta que se encontró con un rey generoso que lo hizo vivir nuevamente en abundancia.
v.10, David no sólo bendijo con prosperidad y abundancia a Mefiboset sino que también, lo promocionó. En un solo día Mefiboset se levantó en Lodebar sin nada y ese mismo día se encontró rodeado de tierras, de abundancia y de siervos que trabajaban para él.
Fue adoptado como hijo del rey.
V.11, “…comerás a la mesa como uno de los hijos del rey.”
Dios no solo te quiere como un invitado en su mesa, sino te quiere como Su hijo en Su mesa.
Un invitado debe guardar cierto protocolo cuando se sienta en la mesa del Rey pero un hijo se sirve lo que quiere, un hijo disfruta de toda la mesa, un hijo puede repetir todas las veces que quiere.
Recuerda, lo importante no es cómo llegas a la mesa del Rey. Lo importante no es qué traes a la mesa del Rey, lo importante y lo que cuenta es lo que hay en la mesa del rey.
Cuanto te sientas en la mesa del Rey, hay un intercambio divino pues le das al Rey lo que tienes: tu debilidad, tus complejos, tus temores y Él te da a cambio Su gracia, Su confianza y Su bendición.
Lo importante no es cómo llegas a la mesa del Rey, lo importante es cómo sales.
Mefiboset llegó como un perro muerto pero salió como un hijo del Rey.
Cuando él se sentaba a la mesa, nadie veía su debilidad, su vergüenza ni su dolor.
Y cuando te sientas a la mesa del Rey Jesús, toda tu debilidad… toda tu vergüenza… todo tu dolor se va porque te sientas en la mesa con Jesús. Es allí, en Su mesa donde tu debilidad se convierte en fortaleza.
¿Qué debemos hacer para sentarnos en la mesa?
Hebreos 4:16 “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
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