
Es Tiempo de Conectar, febrero 13
Tengo sed de Dios
Todos con frecuencia sentimos que algo nos falta, que estamos vacíos e insatisfechos.
Hay personas famosas y exitosas que uno cree que están hechos y que no les falta nada, sin embargo Dios creó en el ser humano un espacio sagrado que sólo Él puede llenar.
Que ni el dinero, ni la fama, ni ninguna relación puede llenar y andan por la vida buscando hacerlo. Algo les falta, están incompletos.
El ser humano no sólo es cuerpo y mente, tiene un espíritu creado por Dios para relacionarse con Él.
¿Cómo satisfaces entonces tu alma?
Cuando te sientas insatisfecho, aburrido, deprimido, te animo a que pares y ores con la Biblia en la mano porque en Él tenemos un río de bendiciones que no se apaga; tú y yo, como hijos de Dios, debemos estar sedientos por encontrarnos con Él cada día.
Escucha al Rey David en el Salmo 42: 1-2: “Como el ciervo anhela las corrientes de las aguas, así te anhelo a ti, oh Dios. Tengo sed de Dios, del Dios viviente. ¿Cuándo podré ir para estar delante de él?”
La manera cómo el enemigo del ciervo pierde su rastro y no lo logra cazar es cuando el ciervo se sumerge en corrientes de aguas; de la misma manera nosotros debemos sumergirnos en el río de Dios, para que nuestro enemigo pierda nuestro rastro y no nos siga persiguiendo para destruirnos.
“El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante.” Juan 10:10
Te animo a que como el ciervo brama, así nos debemos desesperar por la presencia de Dios.
El río de Dios nos espera, está lleno de su presencia, de amor, de sanidad, el río de Dios es el que suple tu necesidad de vida.
Aún en el desierto más seco, aún después de una caída, si te acercas al río de Dios con sed, vas a reverdecer.
“¡Hasta un árbol tiene más esperanza! Si lo cortan, volverá a brotar y le saldrán nuevas ramas. Aunque sus raíces hayan envejecido en la tierra y su tocón esté podrido, al sentir el agua renacerá y echará nuevos brotes como un árbol recién plantado.” Job 14:7-9
No importa donde te encuentres, si te sientes seco y no tienes ánimo de luchar, ni de orar, de nada, apenas te arrodilles vas a sentir la presencia del Espíritu Santo como cuando una raíz seca siente que está siendo regada con agua fresca.
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Hoy te animo a que te sumerjas en el río de Dios, en el río de Su presencia, que la sed de Él se despierte en tí; recuerda que nada ni nadie puede satisfacer esta sed, sólo el amor y la presencia de Dios.
Somos como una planta sedienta de agua fresca, Señor eres mi amado y hoy quiero acercarme a tu manantial pues nadie me conoce como tú y nadie me satisface como tú.
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