Es Tiempo de Conectar, septiembre 15
Dios de recompensas
“Porque viene contra ella, contra Babilonia, el destructor, sus valientes serán apresados,quebrados están sus arcos; porque Dios de retribuciones es el Señor, ciertamente dará la paga.” Jeremías 51:56 LBLA
Dios recompensó a Babilonia por su ataque contra la nación de Israel, pues aproximadamente setenta años después de esto, Babilonia sufrió un asedio a manos de los medos y de los persas.
Si haciendo justicia ponemos nuestra confianza en Dios, cosecharemos una retribución tremenda porque Él es el Señor de las recompensas.
Hebreos 10:35 dice: “Por tanto, no desechéis vuestra confianza, la cual tiene gran recompensa.”
A veces pensamos que Dios no habrá recompensa para nosotros, que tendremos qué seguir esforzándonos y nunca cosecharemos nada, pero Dios no es un Dios castigador, Él siempre da a cada uno lo que merecemos.
Hebreos 11:6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
Un día Dios me dijo: ¿Crees en mí? Y yo respondí: Claro que sí, Señor. ¿Buscas mi rostro con diligencia? Continuó. De nuevo respondí: Si, Padre. Oro cada día.
Entonces cree que tu recompensa va a llegar.
Sé diligente en tu vida de oración, aparta un tiempo cada día para hacer evaluación y orar, y mantente fiel.
El Dios Gemolah, que significa el Dios de las recompensas, ese es nuestro Dios quien nos promete que vamos a ser recompensados.
¿Qué se necesita hacer para recibir grandes recompensas? ¡Dar!
En Romanos 11:35 NTV encontramos: “¿Y quién le ha entregado tanto para que él tenga que devolvérselo?”
Cuando le das a Dios, serás recompensado. Tenemos mucho para dar, podemos dar de nuestro tiempo, de nuestra oración, de nuestro dinero, de nuestros talentos, hay muchas maneras de ser generosos.
Durante muchos años, he escuchado que es bíblico dar, pero nunca dicen que la gente recibirá algo a cambio de lo que dió.
¿Quién es el mejor pagador? ¡El Señor de las recompensas es el mejor pagador! Siempre que damos, debemos esperar recibir de parte de Dios.
Proverbios 19:17 dice, “Si ayudas al pobre, le prestas al Señor, ¡y él te lo pagará!
Ningún empleado trabaja cuarenta o más horas a la semana, y luego no espera recibir un salario. Si siembras en el Reino de Dios, Dios te recompensará.
“Las palabras sabias producen muchos beneficios, y el arduo trabajo trae recompensas.” Proverbios 12:14
Siempre espera que te paguen por tu trabajo, ya sea en casa, en la oficina o en el centro de estudios. Dios asegura que serás recompensado por tu labor.
Vivir en santidad siempre trae recompensas.
“Ciertamente el justo será recompensado en la tierra; ¡cuánto más el impío y pecador!” Proverbios 11:31
Cuando sembramos en el ámbito espiritual, en el reino de Dios, recogemos cosechas continuamente.
Te invito a que siembres en tu familia, háblales con amor, cita versículos bíblicos que levanten y afirmen las promesas de Dios, ora con ellos, porque llegará una recompensa abundante.
En el Antiguo Testamento encontramos a Rut, una mujer moabita, quien pudo haber permitido que el conflicto y la amargura la vencieran pues pasaba por mucho sufrimiento. En cambio, decidió seguir a Dios.
Como respuesta, Yahvé Gemolah, el Señor de las recompensas, la sostuvo y la bendijo.
“Que el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas viniste a refugiarte, te recompense abundantemente por lo que hiciste.” (Rut 2:12).
Tanto el esposo como el suegro de Rut habían muerto, y su suegra, Noemí, había decidido regresar a Belén, a su tierra. ¿Qué iba a hacer Rut sola en Moab? Pudo haberse amargado hacia su suegra e incluso hacia el Señor por sus circunstancias, pero decidió no ofenderse.
Rut sopesó sus opciones y decidió que era más ventajoso confiar en el Señor. Decidió ir con Noemí y confiar en el Dios de Noemí en vez de confiar en los ídolos moabitas. Sin embargo, apenas llegaron a Belén las dos mujeres sufrieron escasez de alimentos. Era primavera y la cosecha de cebada apenas comenzaba.
Rut buscó trabajo en los campos de un hombre rico de la familia de Elimelec llamado Booz, que era familiar de su difunto marido.
“Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía.” Rut 2:2
Así, Rut fue a cosechar a un campo cuyo propietario era Booz quien la observó y se enamoró de ella. Al final, Rut se casó con Booz y tuvieron un bebé llamado Obed, que se convertiría en el abuelo del rey David y antepasado de Jesucristo. Dios recompensó a Rut maravillosamente por su confianza en Él.
Recuerda que siempre que te comprometes con el Señor, llega después un tiempo de prueba. Al principio, parecía que Rut y Noemí se iban a morir de hambre en Belén o, en el mejor de los casos, se convertirían en mendigas de las calles. Pero Rut siguió confiando en el Señor, y en el tiempo exacto, ella recibió su recompensa. En vez de convertirse en mendiga, se convirtió en una de las mujeres más ricas de Belén y terminó siendo parte del linaje de Jesucristo.
“Recuerden que el Señor los recompensará con una herencia y que el Amo a quién sirven es Cristo.” Colosenses 3:24.
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